Editorial

17 / Febrero / 2014

En un tiempo, hace apenas unos años, gente de todo Nayarit vio en el municipio de Bahía de Banderas la oportunidad para hacer negocios. Familias enteras comenzaron a emigrar a este lugar en busca de una mejor calidad de vida.

Los tuxpeños llegaron a raudales, personas de Santiago, San Blas, Tecuala, Jala, Ixtlán, Tepic, abrieron pequeños negocios, otros buscaron trabajo de meseros, policías, en la albañilería, fontanería, electricistas, mecánicos y hasta periodistas.

Hubo quienes incluso incursionaron exitosamente en la política, otros como los Saldaña, lograron acrecentar un emporio explotando los materiales pétreos del río Ameca.

Decir que vivías en Bahía de Banderas era sinónimo de prosperidad y así llegaron personas del exterior de la entidad, los chiapanecos inundaron Jarretaderas, Bucerías, Mezcales y se extendieron a otras poblaciones junto con los chilangos, poblanos, michoacanos, entre otros.

Pero también, estadounidenses, canadienses y hasta ingleses abrieron negocios en Sayulita, San Pancho y Lo de Marcos. Pero ahora, muchos se han regresado a sus lugares de origen al tener que cerrar sus centros de trabajo, no hay obras, no se construyen hoteles y ni siquiera hay chayotazos para los periodistas.