FIRCO anda a la caza de ‘coyotes’ frijoleros que tienen adeudos: Bartolo Mártir

17 / Febrero / 2014

Por José María Castañeda

SANTIAGO.- El presidente de la Asociación Rural de Productores de Fríjol, Bartolo Mártir Pérez, previene a sus representados para que no acopien con comercializadores que mantienen adeudos con FIRCO, ya que ésta institución esta embargando a los deudores; luego que señalan los representantes de esta son cientos de millones de pesos los que se les prestó y hasta el momento no han pagado.
Añadió en la entrevista el líder frijolero de la comunidad de Puerta Azul, que FIRCO, ya empezó con una comercializadora del municipio de Santiago, Gumersinda Villegas Virgen, del poblado de Otates, quien incluso estuvo presa, dijo el de la voz. Sin embargo, de manera inexplicable alcanzó su libertad y ya anda de vuelta en las mismas; es decir haciendo reuniones con comercializadores buscando la forma de comprar fríjol a bajo precio, para ellos re venderlo de forma que puedan sacar ganancias extraordinarias. Si se toma en cuenta como botón de muestra, que el fríjol azufrado cuyas cosechas apenas está levantando el productor en las tiendas de autoconsumo cuesta 22 pesos, y los coyotes llamados pomposamente comercializadores lo andan comprando en 9 pesos.

Bartolo Mártir, explicó al reportero que entre otros que andan en la lista de los representantes de FIRCO, se encuentra El Camarón Torres, El Borrego Acevedo, y una persona del poblado de Guadalupe Victoria, municipio de San Blas, cuyo nombre escapa a mi memoria, pero que es el mismo que en una reunión campesina amenazó con golpear a Sergio González García El Pipiripau, siendo este diputado federal luego de recordarle el 10 de mayo no menos de siete veces.

Y pues, sobre aviso no hay engaño; ahora además de batallar el productor de fríjol con los bajos precios que ofrecen hay que ver primero quien de los comercializadores no se encuentra en la lista negra de los deudores de FIRCO, no vaya a ser la de malas que vayan a embargarles teniendo el fríjol en sus bodegas, ¡aguas pues!