REDESCUBRIENDO: Sectas y Minorías Religiosas: Una Reflexión Obligada.

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

21 / Febrero / 2014

Parte 1
En nuestro país la utilización del término secta suscita polémicas en medios de comunicación, el ámbito académico y algunos círculos políticos: en estos casos la formula está vetada. El argumento que esgrimen para rechazar la aplicación del concepto es la tolerancia religiosa, aseguran que secta es una palabra connotativa y fomenta la intolerancia. Por su parte, las iglesias mayoritarias utilizan el vocablo como medida de ataque persecutorio en contra de las minorías religiosas. Sin embargo, en el año de 1997, año en que llevó se descubrió el suicidio colectivo de los miembros de la secta Puerta del Cielo (Heaven´s Gate), originó un debate sobre la utilización precisa del término secta aplicado a grupos religiosos con creencias heterodoxas que ponen en peligro la integridad de sus miembros y la potencialidad suicida de algunas agrupaciones en México. Desafortunadamente la reflexión fue ahogada por la presión que ejercieron los líderes de las sectas cuestionadas a los periodistas que trataron el tema: tanto en la prensa escrita como en la televisión. Simplemente, no se habló más del caso. Para el Dr. Jorge Erdely, especialista que investiga las creencias religiosas en relación con los derechos humanos, en su libro Cómo identificar una secta (México, 2002. A la venta con un servidor en $50.00) distingue la utilización del término secta cómo arma para descalificar y la que necesariamente conlleva una connotación justa: En este contexto, calificar como secta a un grupo social conlleva una responsabilidad ética importante, responsabilidad que no se puede descargar pertinentemente sin un marco analítico correcto, ni repitiendo acríticamente los epítetos y nombres que otros dicen sin entender realmente de lo que se habla El periodista, el analista, el profesionista, el padre de familia que llama secta a un grupo simplemente porque oyó a alguien más clasificarlo así, no sólo actúa en forma irresponsable y poco ética, sino que se convierte, en ocasiones, en cómplice pasivo, quizás de antagonismos religiosos cuya profundidad no conoce.

Por su parte, el investigador Pepe Rodríguez, ha definido el concepto de la siguiente forma: Una secta destructiva será todo aquel grupo que en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien: La destrucción (destructuración) de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente; el que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de la comunicación afectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo; y, por último, el que su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir, o conculcar, derechos jurídicos inalienables en su estado de derecho.

Michael Langone, doctor en psicología clínica, define secta como: un grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a la sociedad en general. Dado que la capacidad para explorar a otros seres humanos es universal, cualquier grupo puede llegar a convertirse en una secta. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones institucionalizadas y socialmente aceptadas, tienen mecanismos de auto-regulación que restringen el desarrollo de grupúsculos sectarios.