El Personaje de la Semana: Antonio Rodríguez Duarte

Por Ángel Carbajal Aguilar

28 / Febrero / 2014

Nació en Xalisco, Nayarit, el 7 de Febrero de 1936, en la calle 8 de Mayo, era un pueblo pacífico, podía andar la gente con alegría, en navidad las casas se adornaban con bonitos faroles y cada mes desfilaban peregrinaciones con San Cayetano.

Una aparecida

Existió un seminario, frente a la esquina de Pedro González eso fue cuando tenía 12 años, por 1968, en ese lugar antes fue molino de caña, luego una tienda grande, famosa, bonita y con mucho lujo, de doña Celedonia, era rica, de dinero el que contaba como maíz amontonado.

Ya muerta doña Celedonia un día en Tepic le habló a un taxista para que la llevara a Xalisco, ¿A dónde? Yo te digo, sigue, y por la plaza le volvió a preguntar, sigue más adelante y ya frente al Panteón, le dijo, aquí, se metió al panteón y cuando el amigo volteó para atrás ya había desaparecido, asustado no supo de quien se trataba, pero así se conoce la historia.


El Diablo

La plaza tenía dos pilares en cada esquina, dice don Toño que él conoció al diablo en persona, tendría 18 años era tiempo de Semana Santa, quería confesarse con un Misionero, pero ya eran las nueve y media, se habían terminado los ejercicios y de confesar, ya no alcanzó.

En la esquina donde pasaba la carretera, estaban los sitios, donde vende ahora tacos, cuando llegó un auto de lujo echando lumbre, dijo don Toño, mira este loco, y en eso se baja un amigo alto, güero, ojos negro, muy galán, traje negro, elegante, peinado hacia atrás estilo Drácula y de bigote. Esperaba ver al Diablo con una pata de gallo y otra de buey, pero no, se parece de muchas formas, y era como una persona adinerada.

Dijo mira ahí va el padre, pero parece el Demonio y fuimos detrás de él, no volteaba a ningún lado, ya frente a la iglesia había un negocito callejero que quedan como tejaban y vieron como que creció, resaltó más y dijimos creo que si es el Demonio y le quiso dar hacia la iglesia, luego hacia el curato, nos metimos a la iglesia para salirle por otra puerta, para encontrarlo, al llegar a la puerta lateral, apenas iba pasando frente a nosotros.


Llegó a la esquina y como que iba a dar vuelta y no, en ese tiempo, frente del templo estaban los abastos, en donde ahora está el mercado y ahí está el poste del Diablo, todavía, y al dar vuelta, lo que vimos fue que del cuello salía hacia una gran llamarada roja y anaranjada y vimos que si era el Diablo.

Luego vimos que ya iba llegando a la puerta del Seminario, quiso meterse, dio vuelta a la esquina, dimos carrera a la esquina de Pedro González, frente al Seminario y lo que vimos nos dejó sorprendidos porque ya iba llegando a la media calle frente al Panteón, confirmado. Si era Demonio.


Con esa novedad, llegando a la casa contamos los sucedido a mi padre, oiga, fíjese y creo que vimos al Diablo, quise confesarme con el padre y salió un seños grandote bien vestido y si el cuello se le hace hacia arriba y hecha lumbre, ese es el Demonio y si, es el que lleva a los borrachos al rancho de Piña, por eso vienen todos aruñados.

El Rancho de piña queda bajando el Panteón como yendo a Pantanal, por ahí hay un camino que va como a Testerazo y que también va a dar hasta Costilla por el camino viejo, toda esa parte la he caminado y también va a dar a La Curva, en ese tiempo era camino de terracería.


Muerte de papá

En la muerte de mi padre, me dio coraje con el Seños, me dije si hubieras estado aquí no se hubiera muerto mi papá, se pasaron las horas, se veló, a las diez de la noche, le tuve miedo a mi padre, cuando ya que se sepultó, regresé a casa y la puerta se abría solita con unos rechinidos, pero feos y me paro y me dice mi madre, estás oyendo? Y le digo sí, y esa puerta no rechina, la abro y la cierro y efectivamente nada que rechina, y le digo él es, mi papá, aquí anda.


Pasó otro día, cuando me fui a mi potrero que es como un corral de toros, al centro hay un ojo de agua y la vereda para bajar y ese día no lleve tacos, yo nunca les lloro a los cuerpos, veo las cosas al natural, pero ese día si se me ablandaron las lágrimas y empecé a llorar de ver los rastros de mi papá, ver en donde escondía los azadones, anduve viendo todos los recuerdos.

Otro día si llevé tacos, y a él, mi padre, le gustaba calentar los tacos para que se doraran en mulligas de vaca, le decía, con cierto asco, yo como voy a comer esos tacos, guácala. Tarugo, no sabes lo que es lo sabroso.

Recordando a mi padre fallecido, otro día si comí tacos como le gustaban a papá, cuando en eso vi al señor de blanco, se acercó y le ofrecí, me dijo quieres tener trabajo que nunca te falte, le dije que sí, hoy mismo le rezas al anima de tu padre, te regresas por la madrugada, en ese rato se fue y vi que ganó por la vereda, como se iba alejando se iba perdiendo el cuerpo, perdiéndose me le dejo ir corriendo, tomé los tacos y lo seguí, el ojo de agua estaba limpio, el potrero limpio, todo el terreno por los cuatro puntos cardinales estaba limpio, para todas partes estaba limpio, pero no me dio miedo, ni se me enchinó el cuero.


Cuetero

Cuando hacia cuetes, al encerar la hilaza, esta se pasaba por chapopote hirviendo en una cazuela y con un cartón pasaba la hebra y se topo con un nudo cayendo el chapopote hirviendo en la mano, con una quemada que se veían los huesos, imagínate el dolor, le soplaba, la metía al agua y con ganas de gritar y llorar y me decían, además de regañado.

Volví a ver al señor de blanco que venía por la calle y ahí se paró junto con migo y se me quedaba mirando y me pregunta, ¡ahora que te pasó? Mire pasó así y le di detalles, vio los huesos y movió la cabeza y me dijo: vas y compras una ollita de barro limpiecita, sin grasa, luego cortas cascaras de arrayán con todo y la corteza, la pones a hervir y le agregas un granito de sal y con esa agua te curas en cuanto la consientas.


Hice lo que me dijo y en la noche no hallaba ni como poner la mano, y a media noche que despierto sorprendido, que ya no me dolía, estaba con la herida cerrada como si nunca me hubiera lastimado y me dice mi madre, que paso, pues no sé, ¡pero si anoche!, o ¿no te quemaste? Pero como no, ahí está el jarro, el agua. No le hallo explicación a eso y tampoco que fue lo que paso, ahí terminó todo, no sé si fue el alma de mi papá, yo para mí era el Señor mi Dios.


La Virgen de Talpa

Un día hice un presté un dinero después de vender una propiedad y lo di a una prestamista, pasó el tiempo y se perdió todo y para recuperar lo perdido, me autorizó el padre Güereña que hiciera viajes a Talpa en mi camioneta, junte gente y por semana hacía tres viajes. En el último viaje lleve un enfermo con latido al que le dije no vayas a comer carne, te hace daño y ya en Talpa estaba comiendo birria, pensé, le puede pegar una disentería, ni modo.

Regresamos a las tres de la tarde, y vi pasajeros de Mascota y le pregunte cuanto hacía de regresos, media hora, nos pusimos en marcha, en el camino nos topamos un río crecido, si nos metíamos nos podía voltear la corriente y se me hacía muy lejos para regresar y el enfermo quejándose.

De pronto llegó una señora y su hijo en un Jeep nuevecito, no vimos de donde salió, se paró frente a nosotros, le dijo a su hijo pasa a todos los pasajeros y dejas al enfermo y al conductor, ellos van a pasar en su carro a los demás pásalos en el Jeep, con miedo, y ella dijo no teman y su hijo los pasó, tan fácil fue todo, que casi ni las llantas se mojaron.


Caminado poco, cuando me dice uno de los pasajeros, a ver párate, párate , ¿quien es esa señora? Cómo sabía que llevábamos enfermo? ¿Quién? No contesté, al volteamos para atrás y vimos la silueta del Jeep casi en el viento como si lo impulsara una luz blanca y azul y se miraba como centella, ahí vi a la Virgen de Talpa sin reconocerla, frente a frente, no dio tiempo de darle las gracias.

Una segunda vez fui a Talpa no me acordé y hasta la segunda, que me acerco y la voy viendo de cerquita y le dije a caray Tú fuiste la que me pasó del río, si Tú fuiste. Mira te doy las gracias,


En Catedral

En catedral oigo gritos, diario sube uno detrás de mí, a veces si, a veces no, ya para adentro del templo no me sigue, puede ser alguna ánima o a lo mejor el alma de su ayudante Carlos ya fallecido, también vio a un señor de blanco sentado con su libro, a obscuras lo vi a él, pero al voltear ya no estaba, esas cosas, ni un pelito así de chiquito de miedo les tengo.

Pintor

En la pintura empezó con Pablo Zabalza, hacía caritas, ollas, cantaros y dibujos para las quinceañeras, luego con Ramón escultor de Tepic He pintado muchos santos y lienzos con la imagen de la Virgen de Guadalupe, imágenes en estatua completita de la virgen de Nuestra Señora del Rosario de Talpa, lista para bendecirla, solo de los santos que me piden.


La Virgen de la Asunción de Catedral

La Virgen de la Asunción que está en el altar mayor de la Santa Catedral yo la pinté, también las alitas y las piernitas de los ángeles del lado derecho, los de la izquierda no, junto con el pintor Pablo Zavalza, hace 14 años, en Catedral también pinte a Santa Eduwiges, Santa Mónica, Nepomuceno, Sagrado corazón de Nazareno, El Sagrado Corazón, San José, Santa Cecilia.


De su familia quedan dos hermanos, su hermano Miguel y una hermana, nunca se casó por unas operaciones que tiene, solo 3 de 20, está en casa de un sobrino, por el tengo carro, me visitan en Catedral en donde vive.

Venera una imagen de la virgen de Talpa desde 1962, de la Virgen de Guadalupe ha hecho unas veinte, de Talpa esculturas madera como 40, de San Blas a Santo San Blas, Sauta un San José y en el Santuario de Guadalupe a la virgen del Sagrado Corazón y un Crucifijo del padre Salvador.


Mis sueños son que quiero estar trabajando en catedral hasta que me echen para afuera.

He convivido con tres obispos y todos ellos son unos Santos Don Alfonso Robles Cota, Don Ricardo Watty Urquidi (qepd) y Luis Artemio Flores Calzada y muchos sacerdotes en la Santa Catedral de Tepic.