Los Puritanos y la Educación de los Hijos.

04 / Marzo / 2014

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo.

En el siglo XVII en Inglaterra floreció una comunidad espiritual denominada: Los Puritanos. Este movimiento tuvo un despertamiento espiritual importante que se extendió por cerca de un siglo. Un aspecto clave del mismo fue, además de su fuerte énfasis en construir familias estables, la educación y formación integral de los hijos. Muchos de los puritanos eran gente de clase media baja, o muy pobres; pero tomando en cuenta que la siguiente generación necesitaría líderes con una fuerte formación en valores para continuar con el despertamiento espiritual, decidieron trabajar duro y hacer los sacrificios necesarios para que sus hijos recibieran una educación sólida. Dicha educación consistió en una combinación muy especial de teología y formación de carácter, complementada con todo lo necesario en las áreas de las letras, la música y las ciencias (incluidas las leyes, medicina, etc.) para influir poderosamente en la sociedad de su época, y así construir una sociedad basada en valores consistentes. Fue esta herencia y visión de los puritanos la que daría lugar, ya cuando el movimiento había influido a los Estados Unidos muchos años después, a fundar algunas universidades como Yale y Harvard, que se distinguen hasta la fecha por su educación de excelencia.

Pero los puritanos no se quedaron ahí, no sólo proveyeron la visión para fundar universidades que ayudaran a formar hombres de bien con intelectos preparados; ellos también procuraron influir en las universidades que ya estaban establecidas en Inglaterra (Oxford y Cambrige), y lo lograron ingresando alumnos y ubicándose en puestos de profesorado. Los puritanos no eran, aunque era un movimiento con fuertes bases cristianas, no eran anti-intelectuales. No temían desarrollar y cultivar la mente al máximo para ponerla al servicio de la sociedad con proyectos constructivos que ayudaran a la mejora de una mejor convivencia social. Ellos asumían que existiendo una base sólida de espiritualidad y rectitud moral, la mente bien preparada sería una herramienta, especialmente útil, para mejorar las condiciones de vida individual y social, específicamente en dos áreas: la conductual y mejoramiento de la familia.

Esta filosofía educativa pronto rindió sus frutos en el movimiento. La lectura y el amor por el estudio serio de las Sagradas Escrituras se extendieron por los hogares. Los padres de familia se convirtieron en sacerdotes de su propia familia e instruían a hijos y asistentes de la ayuda doméstica por igual en los preceptos espirituales del cristianismo bíblico. Se escribieron miles de artículos fomentando los valores para todos los niveles intelectuales y sociales. También se produjeron textos con análisis profundo de teología conductual y valores, y de orientación familiar. Se produjo una gran reforma social, moral y espiritual porque hubo quien supiera escribir, además de invocar la ayuda de Dios. Inglaterra sufrió cambios significativos en su estructura social y de valores. El campo literario fue muy socorrido, al imprimirse un sin número de material con fuerte énfasis en el aspecto moral y espiritual adaptado a sus necesidades que creaba conciencia y hambre de regenerarse. Lo anterior no hubiera sido posible sin el enfoque educativo de los puritanos que provocó que se valorara y fomentara entre las familias el buen uso de la lengua escrita como medio para influir, impulsar y sustituir anti-valores. Seguiremos en el tema. Hasta la próxima. Conferencista y Terapeuta Familiar. Consultas Celular 311 136 89 86.