DIA DE LA AMISTAD, DIA DE LA PROVIDENCIA

Por: Olegario Zamudio Quezada

18 / Marzo / 2014

Hace días, me encontré un periódico de la Jornada que he guardado durante casi veinte años, habla del Colosio, el malogrado candidato a la presidencia de la republica, decir pues que con este nuevo hallazgo los recuerdos se me agolparon como película en mi mente.

Recordé el evento magnánimo en el monumento a la revolución donde el sonorense aseguraba en su discurso; ver un pueblo con hambre y sed de justicia, veía según su decir, un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla.

En ese tiempo, me recuerdo en la sala de mi casa con mi pequeña hijilla de tres meses, petrificado veía y escuchaba la noticia del asesinato de Donaldo, mi cuerpo no respondía ante el impacto de la noticia, incluso la respiración se me detuvo por varios segundos y al fin pude respirar cuando volteé al cielo y las lagrimas me brotaron, mi esposa llegó en ese instante porque escuchó que mi hijilla empezó a llorar.
Este viernes que pasó, fui a la funeraria para acompañar a mi Amigo Felipe Sánchez Villegas, sigiloso entré y fui directamente al frente de su ataúd, ataúd donde descansaban sus restos mortales, de repente no supe que hacer, pues no podía concebir la realidad, él había fallecido.

Ya frente al féretro que albergaba sus restos mortales, recordé la intención que tuvimos algunos amigos de esos tiempos de los ochentas, de crear la Federación de Estudiantes Técnicos y como al mismo tiempo andábamos en la pretensión de reconstruir la FEUN que luego se llamó FEUAN.
Recuerdo que al siguiente día de constituida la FEUAN, estudiantes de escuelas técnicas, le ofrecimos una comida a la dirigencia electa por Felipe, donde le reconocíamos su esfuerzo de reorganización estudiantil en la UAN, al tiempo que él nos conminaba a fortalecer la tarea de constituir la federación de estudiantes de escuelas técnicas.
Frente al ataúd de Felipe recordé varios muchachos, que se acompañaban en aquellos ayeres de los ochentas en esa brega juvenil, recordé a María de los Ángeles Ibarra Garay, María Cecilia Montoya González, Toño Serrano, El Marquitos Basulto, Juan Ibarra Guillen, Juan José Mendoza, Héctor Acero, Antonio Tello, Enrique Vázquez Coronel, Ricardo Rojas, el Polo Gutiérrez y sus hermanos, otros mas los recordé pero no así sus nombres completos.

Después de rezar lo que consideré convincente, impregnado por la fragancia de las flores de las coronas que adornaban el ataúd de mi amigo, salí del recinto y pude ver a todos los que recordé, ahí estaban fieles a la amistad casi treinta años después, estaban con actitud ahora sobria y añejada por los años.

Cuando observo todo este contexto de acontecimientos en la partida de un amigo, me solaceo en pensar, cuanta fortuna y providencia tengo de contar con ellos de los cuales me enorgullezco y siempre que los veo, observo en ellos la sonrisa y la mano amiga que le da sentido y fortaleza a mi humanidad.
Pienso como dice el Pablo Milanés, en que si la vida se sostiene por instantes y un instante es el momentos de existir y si la vida propia y la de mis amigos es otro instante.. No alcanzo a terminar de comprender, como es que habiendo tantos siglos, tantos mundos y tanto espacio hayamos podido coincidir, en los afanes, en las luchas y ahora incluso, en despedir a nuestro amigo Felipe Sánchez.

Nuestro amigo Felipe, quien creo vehementemente que es ahora uno con el Dios que todo lo es, el mismo Dios que nos llenará de providencia hasta el final de nuestros días y que no nos olvidará. Vaya pues, una oración a Dios por nuestro amigo y una plegaria para que a nosotros el omnipotente no nos olvide.
Así sea, así se haga y así se hará. Amen.