EL ITACATE: LA SUERTE ESTÁ ECHADA: EL PUEBLO TIENE HAMBRE Y NO DE PROMESAS DE CANDIDATOS INSUSTANCIALES.

Por Agustín Almanza Aguilar

16 / Mayo / 2014

En la antigua Roma los candidatos a un cargo público acostumbraban a vestir de blanco para demostrar al público que estaban limpios, que eran puros y honestos, y que merecían ser nombrados dignos representantes de la democracia, y ¡Se lo creían! De allí surgían dictadores y tiranos, como ahora.

El ególatra y sangrón JOLOPO llegó a decir que corríamos el riesgo de convertirnos en un país de cínicos ¡así está sucediendo! La hipocresía y las falacias en las promesas de precampañas y campañas están a la orden del segundo. Todos y todas, con excepción –según el termómetro del verdadero pueblo, ese de las plazas públicas, del mercado, de los cafés y de las cantinas, de los salones de belleza, etc.-, carecen de credibilidad política. Y es que ya tenemos mucho tiempo dudando en atravesar esos borrascosos y agrestes peligros marinos donde amenazan descaradamente los escilas y Caribdis; tenemos miedo a ser realmente libres y volver a disfrutar la sana paz y la armonía en nuestra común Itaca.

Parecería que el mejor candidato fuera el que prometiera –y lo firmara ante notario público, como se viene cómicamente acostumbrando. desde aquél día- seguir parasitariamente mamando y robando de la ubre presupuestal. Pero Y es que al pueblo hay que hablarle con la verdad, aunque le duela. ¿Para qué prometen lo que no van a cumplir?
Por ejemplo: hay un quejadero sobre la corrupción en la Línea del Metro o lo de Oceanografía y poco se habla de la ominosa estela de luz o los nexos entre Videgaray y Aspe Armella, en lo de la Reforma Estructural Energética.

El problema es que la delincuencia organizada –ya sebe usted cual- nunca vá a dejar la cobija de la corrupción, la impunidad, la complicidad, y todo lo hediondo y deletreo en ese oficio de comer caca y no vomitar.
La mentira era primordial requisito para el político que buscara altos vuelos de poder, y esto había que aunarle el no permitir que el común de la gente tuviera acceso a la cultura, a la educación de calidad, al conocimiento fundamental, porque ello daría como resultado el que se las viera encuerados y sin carnavalescas máscaras. De allí que: Prohibido Pensar.

¿Se habrá pensado ya en decretar una nueva Secretaría, como la del Presidente de Venezuela –ése que oye los consejos del pajarito Chávez-, es decir, aquella que conlleve un Ministerio de la Suprema Felicidad?...

Son candidatos estos lobos –verdaderos cirqueros del trapecio/hueso-, estos travestis de colores partidarios, sin ideologías dignas, sí, lo son pero no tienen nada de Cambios.
El Becerro de Oro fue fundido, en el desierto por Moisés, y fue vaciado, hirviendo, en las fauces del rebelde pueblo. Aquí hay que poner el dedo en la enorme y lacerante llaga de la gente: el hambre. Y no responder soberbiamente desde el trono usurpado: ¡Comerán pasteles; dénles pasteles! Hay peligro, mucho peligro.
Pero pocos –los privilegiados del poder- duermen la meme tranquilos.

ALEA JACTA EST: Grito de Julio César al decidirse cruzar el Río Rubicón (La Suerte está Echada).