Hoteleros infestan el rio Ameca de cocodrilos para atemorizar a vecinos de Jarretaderas

24 / Junio / 2014

Por Edmundo Virgen

El rio Ameca, en Bahía de Banderas, cuyas aguas durante generaciones no solo han sido utilizadas por los habitantes de poblaciones colindantes como Jarretaderas para el riego de parcelas, sino también para la pesca de diferentes especies que ancestralmente se han reproducido en las aguas del rio, ahora ya les resulta peligroso a los lugareños acercarse a sus márgenes, ya que las aguas se hayan infestadas de voraces y hambrientos cocodrilos.

Fue un grupo de habitantes del ejido de Jarretaderas, en el municipio de Bahía de Banderas, quienes denunciaron a este medio que este reptil, uno de los depredadores más peligrosos que puedan existir, hasta hace unos cinco años no existía en las aguas del rio Ameca, pero ahora debido a la pugna que han enfrentado los pobladores de Jarretaderas con la empresa propietaria del hotel Marival, que ha pretendido ganarle terrenos al rio, siendo esto denunciado por los ejidatarios a dependencias federales.

En respuesta, la empresa hotelera, a manera de venganza por no haber podido adueñarse de un centenar de hectáreas que querían utilizar para la ampliación del hotel, se tomó la libertad de echar a las aguas del rio cientos de cocodrilos para que ya no puedan ser utilizadas por los pobladores de Jarretaderas en la pesca, y mucho menos en bañarse, por el riesgo a ser atacados por un cocodrilo.

Cabe mencionar que ahora en el rio Ameca, en la margen que colinda con el ejido de Jarretaderas, la compañía hotelera mandó instalar una sólida malla ciclónica, según argumentan para la protección de las personas que transitan cerca del rio del posible ataque de un cocodrilo, pero lo cierto es que a los pobladores del ejido, no solo los han despojado del derecho a disfrutar de sus playas que desde hace años han sido privatizadas por las empresas hoteleras, porque eso de las ventanas al mar son una falsedad, y ahora por si algo faltaba, les impiden explotar la riqueza alimenticia que por generaciones les fue dotada por el rio Ameca y todo ello con el consentimiento y complicidad de las autoridades.