Cuarta generación en cortinas de acero: José Luis Magallanes

Por Ángel Carbajal Aguilar

03 / Julio / 2014

La historia empieza en el negocio Cortinas Magallanes en donde el personaje central es don José Luis Magallanes Rosas, defensor de la familia, del trabajo y de la alegría de vivir, comparte su vida con su esposa Amelia Dallí Solís y sus hijos Juan José, Jorge Antonio, José Luis, María de la Luz, Héctor Eduardo, Sandra Amelia, Silvia Elizabeth, José Daniel, Ursus Gabriel, Raúl Saúl, Paloma Azucena, Daniel Karenay, Erick Baruch y Nayeli Karina; 34 nietos y 14 bisnietos.

El negocio está en la cuarta generación, empezó con sus papás don Juan Magallanes Venegas, nativo de Jesús María, Nayarit y doña María de la Luz Rosas de Talpa de Allende, Jalisco, don José Luis es el tercero después de Juan Fernando, Rosa María y antes del profesor José Conrado, Luz María y el arquitecto Juan.

Con el negocio tiene más de 66 años, lo inició su padre, quien venía después de haber sido Administrador de Correos de Guadalajara, primero con la venta de material para construcción y luego con herrería y vidriería y finalmente vendiendo las cortinas de acero y terminó construyéndolas.

Cuenta que en ese tiempo a Tepic le decía la Rusia Chiquita, porque tenían que pagar impuestos por todo lo que pasaba por la caseta, recuerda que la Juárez era tan angosta como lo es la Mina y no recuerda si fue Flores Muñoz quien amplió la Juárez para comunicar directamente la estación del Ferrocarril con Palacio de Gobierno y trasladar a grandes personajes de la época.

Tepic con sus límites, el Molino de Menchaca, el río Mololoa, el barranco que estaba por el Teatro del Pueblo y el parque de La Loma que estaba toda fea, era un cerrito y la comida con el famoso ante con banderitas, los átes, el istete y una como gelatina muy sabrosa que le decía María Gorda.

Estudió en la escuela Juan Escutia, luego cerca de casa en la Femando Montaño, la secundaria en la Federal 1 y hasta segundo año para maestro en la Normal Urbana y el resto de su vida ha sido trabajar en el negocio propio y a enseñar a trabajar, valerse y los valores familiares a los hijos.

En un principio le instalaban las cortinas a empresas de Guadalajara y para dar mantenimiento don José Luis primero estuvo como ayudante de herrería y luego invitaron a un fabricante para que en tiempo de vacaciones le enseñara a reparar y desde 1956 construyen cortinas de hierro.

Con la cuarta generación y los conocimientos en computación de los nietos, ahora automatizan cualquier tipo de puertas o cortinas, en un tiempo llegó a fabricar persianas valencianas, sabe instalar vidrios, herrería, el éxito del negocio lo atribuye a que enfocó todos sus conocimientos a una sola cosa, las cortinas.

Emocionado cuenta cómo conoció a su esposa, tenía 17 años y habían llegado a Tepic unas primas de Guamuchil, Sinaloa y estaba en funciones todavía el cine Azcona, una de ellas traía un hijo y se lo dio para que lo cuidara mientras compraba los boletos, cuando sintió una mirada muy fuerte y era ella, todavía recuerda que Don Gilberto M. Dalli, padre de su esposa vivía enfrente del cine Azcona, desde donde lo vieron y pensaban que era un papá muy joven.

Recuerda las grandes épocas de la buena música de la Sonora Santanera, la zona roja que estaba por donde está hoy la prepa 13, el recreativo Casa Blanca con cancha de tenis, bar, alberca y pista de baile, El teatro Calderón era ya el cine Amado Nervo y los dos cines Azcona y Alcázar, además del Casino Tepic que estuvo en las calles Lerdo y Durango.

No eran callejeros pero se acuerda que las carpas-teatros de Los Hermanos Padilla se instalaban en la estación, a donde iban cada año con su esposa, también recuerda los primeros avances como la apertura de la calle México, Flores Magón; el doctor Julián Gascón Mercado abrió la Victoria y P. Sánchez con su máxima obra, la Universidad Autónoma de Nayarit.

Con Roberto Sandoval mis respetos, ha cambiado la imagen del estado con las nuevas obras y entre sus sueños está seguir gozando de la tranquilidad familiar que la seguridad le trajo a Nayarit, le gustaría viajar, pero ocupa mejorar su ingresos, lo único es dar gracias a Dios porque además de que en los tiempos pasados era echar más agua a los frijoles y crecer la torre de tortillas, siempre la Providencia Divina fue y ha sido generosa.
En la actualidad la educación es muy cara, desde el Kínder es una sacadera de dinero, ahora le llaman inversión, lo vive con sus hijos que tienen que trabajar los dos para que les alcancen los ingresos, al grado de convertir el negocio en taller-guardería, pero eso lo hace muy feliz.

Antes empezaba la mamá con la mano firme, cuando los hijos se portaban mal y cuando ya no podía entraba el papá, ahora son tiempos diferentes, lo bueno es que las nuevas generaciones solitos van entendiendo y don José Luis es feliz, pues no es delicado para la comida, no fuma ni bebe y es un hombre sano y feliz.