EL ITACATE

Por Agustín Almanza Aguilar

23 / Septiembre / 2014

Estos días han sido de holganza –como siempre- y, como sigo festejando y celebrando esa gran conquista de nuestros héroes que nos dieron patria y libertad, me alegro en demasía por pertenecer a un lindísimo país donde existe –como en otro no ya de este planeta si no del mismísimo universo eterno- la independencia y democrática ‘paradigmática’, donde nuestros gobernantes no están cebados por ese horripilante vicio de la corrupción, donde la impartición de justicia odia toda clase de impunidad, y donde nuestros sesudos e ínclitos representantes populares , esos eternos sacrificados por el bienestar de los pobres y de los humildes, sí señor, hablo de los (fanfarrias, por favor) señores (as) legisladores (as) que rechazan consuma dignidad (¡?) el cinismo y la hipocresía. ¡Dios mío, qué hermoso día!

Así pues, par no desvariar –como siempre- con el asunto que nos ocupa y el tema inicial signado por este prologo de marras, sigamos con eso de la ‘Delincuencia Organizada’, o séase ‘La Mafia’.

La palabra, para empezar, significaría ‘Lugar de Trabajo’, y sería introducida en Siciliana durante la invasión musulmana. Ésta organización italiana surge al final de la edad media como a continuación los ejércitos privados de los señores feudales. En el siglo XIX, los jefes de estas cuadrillas llegaron imponerse a los propios aristócratas y les sirven suplantando su posición en escala social. La integración de los mafiosos se hace definitiva con la unificación de Italia, a finales del citado siglo. Ahora bien; las implicaciones de la ‘Cosa Nostra’ en el podar se intensifican a partir de entonces a escala nacional hasta la llegado del fascismo, conde Mussolini ajustició a numerosos mafiosos. Pero, al fin de la segunda guerra mundial consiguieron recuperar su influencia, gracias a la ayuda que prestaron a los capos instalados en Norteamérica a las tropas estadounidenses que desembarcaron en Sicilia.

¡Conoce usted el origen de las notas musicales?

Bueno, pues resulta que la mayoría de las notaciones conocidas provienen de las letras de diferentes alfabetos y en los acentos gramaticales, a los que se concedió una función musical. A partir del siglo X surge la notación DIASTEMÁTICA –en la que se precisa mejor la altura relativa a cada nota-, y a principios del siglo XI se introducen las líneas. A cada una de ellas correspondía una nota determinada. La notación actual se remonta al siglo XVII. GUIDO DE AREZZO es considerando su creador ya que se introdujo el uso de cuatro paralelas de distintos colores que formaban el pautado musical. Ideó, además, un sistema para recordar la entonación de los grados de la escala. Para ello, DE AREZZO se sirvió de sílabas iniciales de los primeros versos de un himno dedicado a San Juan Bautista, denominado ‘UT QUEANT LAXIX’, que dice: ‘Ut queant laxix resonare fibra/Mire gestorum familia toutum/po solvelluti/Lahili ratum/Sancte Icannes. En 1963 el DO, empleada para la primera nota musical, sustituyó a la antigua UT, por práctica para el solfeo.

¡Ha experimentado usted eso que llaman ‘Viaje Astral’? El término ‘astral’ es utilizado, en el Ocultismo, para designar una contraparte o doble del cuerpo físico, de apariencia luminosa y compuesto de una sustancia más sutil, que sería capaz de independizarse del mismo, conservando la conciencia del YO, y de la de visitar lugares remotos, aportando informaciones verificables de lo que está sucediendo en los mismos.

La parapsicología prefiere hablar de ‘experiencias extracorporales’. Aquí un hincapié: ¿nos será algo así como aquello de que se le sube a uno el muerto cundo está dormido, o que le quiten la cobija? Cuenta la teología que existe un don místico llamado BILOCACIÓN

¡A usted, Don José, le llaman cariñosamente ‘Pepe’? ¿Sabe de dónde procede ese mote o apodo? Resulta que sus raicees datan de las primeras etapas del cristianos, cuando sus adeptos, para protegerse de las persecuciones de que eran objeto, idearon un código simbólico, ya oral ya escrito, para identificarse y eludir esa violencia en su contra. En nuestro caso, las referencias a San José se efectuaban con el calificativo ‘Páter Putativo’ (Padre Aparente), mismo que, sintetizando dio las iniciales de ‘PP’, como aun se vé en las parece de algunas catacumbas. Así tenemos ‘PEPE’, que se ha trasmitido hasta nuestros días.

El cinturón de castidadImagíneselo, estimada lectora: un estuche al que se ceñía al cuerpo, con una barra gruesa que pasaba por entre las piernas, dificultando el caminar, y con rendijas que impedían la penetración de cualquier objeto. Y es que las mismas estaban flanqueadas por afiladas púas. Todo eso era un obstáculo grave para el aseo íntimo, lo que constituía u foco de infección ya que la barra retenía partes de las heces, del flujo menstrual y la orina. Tal práctica perduró por siglos, hasta el XVI. ¡Ah! Era de origen semita y fue introducido en Europa tras las cruzadas.

Saludos y hasta la próxima Web@ (sic).