Nayarit Plural: ¡¡Insensibilidad médica en instituciones de salud!!

Por Fernando Gutiérrez Meza

30 / Septiembre / 2014

Queda en el olvido el juramento hipocrático que hacen los médicos al momento de ingresar en la carrera de medicina, quienes al realizar su especialidad, el doctorado o preparación en tal o cual materia relacionada con el cuerpo humano, y tras la fama y prestigio que obtienen con el paso del tiempo y dejando en la plancha a uno que otro enfermo, ese tipo de profesionistas cambian su conducta, la manera de pensar y actuar para con los pacientes, a los que ven con repugnancia y hasta cierto riesgo al momento de consultar u operar de tal o cual enfermedad.

Lo anterior se presenta cotidianamente en instituciones públicas como el IMSS o el ISSSTE, que se encargan de atender a miles de derechohabientes en cada entidad, trabajo que los doctores dejan en manos de aprendices, enfermeras amargadas y traumadas o en su defecto a pasantes en medicina, que siempre se concretan a dar continuidad al trabajo que llevan a cabo los médicos con los pacientes, sin que los representantes de los primeros citados hagan más o corran el riesgo de regarla u consultar una medicina por otra.

Me platicaba una amiga egresada de la carrera de medicina de la Universidad Autónoma de Nayarit, que le tocó presentar su servicio social en una institución del sector salud, a donde diariamente acuden miles de familias de escasos recursos, mismas que al fallecer muchas veces son utilizadas para experimentar, eso sin hacerlo del conocimiento a los familiares que creen que están internados, cuando la realidad en ocasiones ya murieron por diversa causa.

Ante la insensibilidad en esas clínicas, la profesionista de la cual omito su nombre, comentó que a diario se ven un sinnúmero de cosas en esos nosocomios, en que las personas son tratadas en veces peor que animales, dado a su condición económica escasa y precaria, lo que impide a las personas acudir a hospitales privados en que los doctores son los mismos, con la diferencia que en esas clínicas éstos cobran consultas que superan los mil pesos, cantidades considerables por operaciones, mientras que en el sector público lo hacen por un mugre sueldo.
Los especialistas y doctores insensibles simplemente utilizan las instituciones públicas como un método para al término de un tiempo jubilarse, con jugosas remuneraciones económicas, pero ni eso les importa para atender en forma sensible y razonada a los derechohabientes de las clínicas del ISSSTE o IMSS en que llegan solamente una hora y corriendo quieren cumplir con la consulta o pacientes programados en determinada operación o estudio.

Seguramente muchas personas han sufrido el martirio que significa el tener un familiar internado en alguna de esas clínicas, ya no digamos en el hospital central de Tepic, en que las cosas todavía son peor, pues a ese nosocomio ingresan personas comunes y corrientes que no son derechohabientes o trabajadores formales de ninguna empresa, y por ende, no cuentan con la dizque atención medica que ofrecen el Seguro Social o el Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores ISSSTE.

Particularmente la psicosis o martirio se presenta los fines de semana en que dejan a esas clínicas a médicos residentes que no tienen la preparación y capacitación adecuada, por eso, tanto fallecimientos ante el importamadrismo de especialistas que prefieren atender en la San Rafael, San Felipe, Guadalupe, la Loma o en cualquier otra clínica privada en donde por una sencilla operación esos mismos doctores del IMSSS o ISSSTE obtienen jugosas ganancias económicas que ni en todo el año ganan en donde simplemente acuden para asegurar su jubilación o pensión estos que en su momento hicieron el juramento hipocrático que luego olvidan.

Por cierto, hay un amigo que se encuentra internado en la clínica del ISSSTE y vive en carne propia el martirio del que estoy comentando, al grado tal, que en el poco tiempo que lleva como paciente de ese institución ha sido testigo de las cochinadas que se ventilan y obviamente uno que otro que ya se adelantó en el camino sin retorno, en casos por irresponsabilidad y otros porque simplemente fue el destino y nada se pudo hacer al derechohabiente. En fin.