En el panteón municipal fusilaron al párroco David Galván por órdenes de Obregón

14 / Octubre / 2014

Por Jolumeca

Ixtlán del Río, Nayarit.- Aquella mañana del mes de noviembre, día de muertos mataron al Padre David, en un rincón el panteón municipal, mientras los deudos honraban a sus muertos limpiando sus tumbas, azorados vieron pasar al pelotón guiando al padre David, al lugar de la ejecución, lo miraron sonreír al cielo nervioso como todo aquel que va a morir a tiros por su único delito de dar auxilio espiritual a los moribundos habidos entre el agarrón en la plaza principal entre fuerzas villistas y carrancistas.

Era el año de 1915. Tres de la mañana, aún no había muchos visitantes en el panteón municipal, cuando el padre David, desfiló por la tumbas, recordando su vida y a su familia, el padre David, era originario de este municipio, pero por cuestiones de la vida emigró a otro destino, sin embargo su destino había predicho que muriera en este lugar un día dos de noviembre, su fusilamiento no pasó desapercibido, mucha gente que lo conoció esperaban su ejecución para darle cristiana sepultura,

Al frente de la comitiva estaban las conocidas maestras Soledad, portando el estandarte de la virgen de Guadalupe, es el infierno dijeron al escuchar los tronidos de los disparos, tantos que parecían los cuetes del 15 de septiembre, se quedaron mudos al paso del Pelotón, que en pos de otro condenado a muerte por el general Obregón, que plácidamente descansaba en el hotel Bola de Oro, querían terminar pronto su día laboral para ir a visitar a sus muertos, adelantaron las ejecuciones, lo que quizás evito la llegada del indulto a tiempo.

El padre David Galván, fue velado y enterrado en el mismo panteón municipal, se oían llantos angustiosos y gritos de desesperación, una de las señoras gritaba fue mi hijo quien remató al Padrecito, sólo cumplía con su deber, es militar y trató de defenderlo, sin embargo la conciencia la estaba quemando y no dejaba de abrazar un viejo rosario que llevaba terciado al cuello, el día 10 de octubre de 1922, los restos del padre David Galván, fueron exhumados al panteón municipal y depósitos en un panteón del estado de Jalisco.