Bailan en el Congreso del Estado Pavel Jarero y el pelón Escobedo a los diputados del PRI

17 / Octubre / 2014

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla, Nay.- La mañana de ayer acudimos al Congreso del Estado a presenciar la sesión de Congreso, y vaya que valió la pena ya que vimos a un Pavel Jarero hacerles una faena de oreja y rabo a los diputados tricolores, a quienes ridiculizó en todos los aspectos; y eso que le echaron montón.

No es nuestra intención hacer leña del árbol caído, pero en verdad que a los actuales diputados les hacen falta tablas para debatir con propiedad y es que no es lo mismo un debate de altura, de crítica y propuestas, que debatir a la altura de viejas verduleras de mercado de rancho. Cosa que sucedió con la cándida de Candy Yescas, -creo que así se llama la diputada por San Blas- a la que luego de la rebatinga que le puso el Pavel, ésta se sentó en una curul que no era la suya, y cuando quiso contestarle desde su asiento al ex presidente municipal de Santiago, no funcionó el micrófono de la curul en la que estaba, por lo que fue necesario que el presidente del congreso le pidiera que se sentara en su curul para poder accionar el micrófono.

Candy Yescas, al ver que su intención de hacer quedar mal a Pavel Jarero, fue contraproducente se puso a bailar en plena sesión de congreso, por lo que un grupo de estudiantes de criminología que se encontraban en el lugar comenzaron a gritar: ¡Pues no que se había muerto la ‘Loca de San Blas’, la juventud –bueno ya no tanto- te hace cometer barbaridades. Y la Yescas de nueva cuenta hiso el oso al pedir de nuevo la palabra cuando se encontraba en tribuna Juan Manuel Escobedo también, de la fracción del PRD, para preguntarle a Pavel, cosa que provocó que el pelón Escobedo, le aclarara que si la pregunta era para él, porque así lo había dicho, no para Pavel, cosa que de nueva cuenta provocó la risa de los asistentes.
Total, que entre el Pelón Escobedo y Pavel Jarero se la pitorrearon del resto de los diputados priístas que no daban una, cosa que provocó que a punto estuviera de infartarse el Bachis Lomelí, quien al más puro estilo de un manager de béisbol se desbarataba mandando señas y no precisamente desde el cajón de coach de la tercera base, sino desde un rincón del congreso a los diputados de la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional.