Insisten choferes del transporte público aumentar un peso a las viejas unidades de este pésimo servicio

21 / Noviembre / 2014

Por: Martín García Bañuelos.

Tepic.-Insisten choferes del transporte público en todo momento, pretender aumentar el costo del pasaje en unas unidades que dan lástima, porque todo les hace falta, vidrios, laminado, pintura, llantas y sobre todo educación de los choferes para dirigirse a las personas en forma respetuosa arriba de la unidad.

Han sido cientos de denuncias las que los usuarios del servicio del transporte público han hecho a las autoridades, y siguen éstas sin dar respuesta a ello, y es que los choferes exigen los seis pesos al momento que el usuario aborda la unidad que esta catalogada, que los estudiantes paguen 2.50 y el público en general 5.00 pesos, pero los choferes piden números cerrados (3 y 6 pesos).

Un ejemplo, que nos llegó de un quejoso, fue de que en el camión urbano de la Ruta 24 Valles, con número económico 122, está cobrando los seis pesos al público en general, mientras que a los estudiantes les exige los tres pesos, pero lo curioso del asunto es que entrega boletos con folio de otro número económico, es decir, con el número económico de otra unidad como del 323, y para los estudiantes con otro número económico de otra unidad con número económico diferente.
Para que lo compruebe la autoridad correspondiente, puede pasar a verificar la unidad de la Ruta 24 Valles, con el número de placas: 912 294 P, número económico 122, que incluso trae un cristal completamente quebrado en el respaldo del chofer, además de que pone música a todo volumen para que la gente tenga que gritarse en una platica amena que lleve con alguien.

Lo malo del asunto es que ya son varias quejas y ninguna autoridad toma cartas en el asunto, mientras tanto los dueños de las destartaladas unidades obligan a sus choferes a que les pidan los seis pesos completos a los usuarios, echándose la bolita de que unos son obligados a exigir el peso y los dueños dicen que ellos no han autorizado nada, a quién le creemos pues?