EL ITACATE: EL ENIGMA DE FULCANELLI
(Primera de dos partes)

Por Agustín Almanza Aguilar

20 / Enero / 2015

Aquella fría mañana de invierno una tumba recibía en su losa un ramo de flores. El personaje que las colocaba había sido muy amigo del ser que allí estaba en sus mortales restos. La lápida mostraba un epitafio:


AQUÍ DESCANSA JEAN-JULIEN CHAMPAGNE. APOSTOLICUS HERMETICAE SCIENTIAE. 1877-1932.


¿En dónde se encontraba, o encuentra, tal sepulcro?

Se afirma que en algún cementerio de París, y unos afirman que el de Armouvilles-les-Gonesess, mientras otros que en el de Villiers-le-Bel


El visitante, asiduo y fiel visitante, se sentó en una banca y, mirando a corta distancia la tumba, comenzó a recordar pasajes sumamente emotivos de sus encuentros y coloquios con El Maestro, que así lo llamaba y reconocía siempre ante la gente.

-¡Éugéne, Éugéne!- reconoció en su imaginación aquella voz llena de humor de Champagne- Te digo que es posible la elaboración de la ‘Piedra’, y se los digo a todos ustedes-, señaló al grupo de jóvenes de la mesa, de esa mesa testigo de tantas pláticas sobre filosofía hermética, en uno delos cafés del boulevard clásico, a orillas del Sena, en aquél París de comienzos del siglo XX.


El grupo estaba integrado por el propio Éugéne (Canseliet), Gastón Sauvage, y Jules Boucher, todos frisando la edad de los 20 años, en tanto Jean-Julien los 40. Éste era todo un excéntrico artista –ilustrador y pintor-, portador de una imagen anacrónica, con ropa anticuada y blonda cabellera; un bohemio, con expresiones ligeramente humorísticas de sus ojos, siempre actuando como que sabía algo, sin dejar de acompañar sus conversaciones con ingeniosos retruécanos y un sofisticado ‘argot’, un juego de palabras, con grandes cantidades de pernod, absenta, ajenjo Portaba un mostacho estilo galo.

Así, un día un librero, Jean Schemit, recibió la visita de un investigador y escritor e temas esotéricos, una maestro masón, Robert Ambelain, que buscaba autorización para publicar en su nuevo libro, ‘DansI’ombre des Cathédrales’-, fotografías e ilustraciones, teniendo en cuenta que Schemit fue el primer editor de una curiosa y enigmática obra, ‘Le Mystére Des Cathédrales’, cuyo autor sigue en la polémica histórica, y del cual hablaría Ambelain. Nos referimos al personaje que se ocultó bajo el seudónimo de ‘Fulcanelli’, y es que éste y Champagne y su grupo están sumamente relacionados.


Pues bien, Ambelain llegó a saber que el manuscrito original del libro citado de Fulcanelli le fue llevado por Canseliet, acompañado de Champagne, al siempre llamaba Maestro. Jean-Julián fue el autor de las ilustraciones de aquella primea edición (1926).

Sólo a esos dos hombres vería Schemit, en relación al libro citado.


Canseliet volvió a sus recuerdos: su estancia en una buhardilla de la Rue de Rochechovard, contigua a la de Champagne, donde moriría éste víctima de una terrible enfermedad con las piernas gangrenadas. SE le echó la culpa a su afición a la bebida, al ajenjo, pero también a una venganza de la sociedad luciferina


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