Alejandro Talavera, el magistrado orillado a pedir licencia

* Noviembre de 1998: ¡Ahí está, fírmale!, le pidió el magistrado presidente José Luis García Basulto; Talavera resistió: ¿por qué?, buscó respaldo, no lo tuvo y terminó por presentar licencia al cargo.

21 / Enero / 2015

Por Oscar Verdín Camacho

Una mañana de noviembre de 1998, José Luis García Basulto, entonces magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), llamó a su oficina al también magistrado Alejandro Talavera Tovar y le entregó una hoja de papel en que había una redacción, a través de la cual Talavera presentaba su renuncia, supuestamente voluntaria.

Talavera leyó el escrito y se negó a firmar. Molesto, interrogó a Basultó: ¿por qué?, y recibió como respuesta: tú ya sabes, tú ya sabes. Testigo de ello fue el secretario General de Acuerdos Joel Cerón Palacios, de pie en la oficina y recargado en un mueble.
Ante la insistencia de Talavera, Basulto finalmente externó: es que andas metido en la política, y añadió que el gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza sabía de ello.

A más de 16 años de distancia, Talavera Tovar detalló por primera vez el citado hecho a este reportero, unos días antes de obtener su pensión el jueves 15, tras más de 30 años de ocupar distintos cargos públicos, el último como director jurídico del Congreso del Estado.
Talavera había sido nombrado magistrado en 1995, con motivo de una reforma que amplió de cinco a siete el número de magistrados.
A Basulto no le debo ni un vaso de agua, por lo que aquel día, Alejandro Talavera se entrevistó con el secretario General de Gobierno Sigfrido de la Torre Miramontes El Piro y el subsecretario Miguel Madero Estrada, actualmente notario público y magistrado, respectivamente. No consiguió tener un encuentro con Ochoa Zaragoza.

También se comunicó con el general –ya fallecido- Álvaro Vallarta Ceceña, cuya relación de amistad era, aparentemente, el motivo de las presiones en su contra. Vallarta aspiraba a ser candidato del PRI al Gobierno del Estado en 1999. El general le dijo que trataría el asunto con Sigfrido. Mala señal: Talavera hubiera querido que buscara al gobernador.
Unos días después, sin avisos de apoyo a su permanencia como magistrado, Talavera presentó su licencia al cargo, no renuncia, en común acuerdo con Sigfrido de la Torre y Miguel Madero.
Para principios de 1999 tomó protesta como presidente del Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCA) en razón de un acuerdo político, para acreditar que no existía un rompimiento con el gobierno de Ochoa.
Ahora, con el paso de los años, Talavera analiza que seguramente hubo fuerzas, no sólo al interior del Poder Judicial, que influyeron en el gobernador para cuajar su salida de la magistratura. De eso está seguro.
Recuerda que años más tarde Sigfrido de la Torre le comentó una expresión de Rigoberto Ochoa hacia su persona: se sentía apenado por lo sucedido. Ello, quizás porque luego de concluido su gobierno, se produjo un distanciamiento entre Ochoa Zaragoza y García Basulto.
Talavera añade que en muchas ocasiones ha saludado a ex gobernador, pero jamás le ha tocado el tema. En cambio, agrega que le gustaría que García Basulto le responda una pregunta: ¿qué fue lo que yo te hice, dímelo?.
Recuerda que en aquellos años, el magistrado Élfego Mayorquín, que antecedió a García Basulto en la presidencia, tenía una marcada influencia sobre el segundo.

Talavera cuenta una anécdota: días antes de un cambio en la presidencia, varios magistrados se reunieron a comer en un hotel. En una de esas, Talavera y Élfego Mayorquín coincidieron en el baño y siguieron el tema del máximo cargo en la magistratura. Talavera le dijo que lo apoyaría, pero no se imaginaba que Élfego lo contaría inmediatamente después a los demás, reunidos otra vez en la mesa.

Siendo así, yo no puedo pelearme con mi jefe, habría añadido García Basulto, quien laboró en la delegación del Seguro Social cuando Élfego fue titular de la misma. García llegó a la presidencia precisamente después de Élfego.
Fuera del TCA y dedicado al litigio en su despacho, no pasó mucho tiempo para que Talavera regresara a la función pública: el entonces diputado Manuel Cota Jiménez lo invitó a integrarse al Congreso del Estado. Y ahí siguió.

UNA FOTOGRAFÍA
Alejandro Talavera cuenta que la relación de amistad con el general Vallarta se formó durante muchos años.
Cree que esa situación fue sólo un pretexto aprovechado por quienes hablaron en su contra con el gobernador para animar su salida. Y es que el propio Ochoa sabía de esa amistad e, incluso, en una ocasión le preguntó cuántas personas calculaba que acompañaron al general Vallarta, en un acto en Santa María del Oro, y cuando escuchó la respuesta reclamó a un funcionario el dato que a él oficialmente le habían dado, de un número mucho menor.

Pero el argumento mayor contra Talavera, por quienes pretendían su salida, se produjo por una fotografía que tomó el periodista Jorge Contreras, de un evento de Álvaro Vallarta en el municipio de Rosamorada.
Talavera había sido invitado personalmente por el general, por teléfono: voy a estar en 18 de Marzo, quiero verlo para hacerle unos comentarios. Talavera acudió un fin de semana con un grupo de amigos porque, de regreso, planearon llegar a comer a Tuxpan.
Mientras transcurría el evento político, por allá atrás ví un camión grande en una sombra, lleno de sillas, y se me ocurre subirme, en lo que llamamos cachucha.

Sin que se diera cuenta, ahí lo fotografió su amigo Jorge Contreras y la imagen fue plasmada en un periódico.
La divulgación de la foto arreció la presión contra Talavera, hasta su salida del Poder Judicial, donde también fue secretario de acuerdos y juez. Antes ocupó cargos de agente del Ministerio Público y secretario del procurador General de Justicia José Luis López Ramírez. También fue maestro de la Preparatoria 1 de la Universidad Autónoma de Nayarit.
En la magistratura que dejó vacante fue designada la jueza Beatriz Larios.
Ahora, Alejandro Talavera explica que aceleró la obtención de la pensión para dedicar más tiempo, especialmente a su familia, su esposa, sus hijos. Afirma que como juez y magistrado siempre trabajó con la prioridad de impartir justicia.
Y añade que la misma seguridad tiene ahora de que en todos los cargos públicos que tuvo, procuró contar con amigos.

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