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La Reina, libre a un mes de la muerte del creador de su libro
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09 / Febrero / 2015
Por Oscar Verdín Camacho
Durante la noche del sábado siete, por resolución de un Tribunal Federal fue liberada Sandra Ávila Beltrán, también conocida como La Reina del Pacífico, del penal federal El Rincón a unos kilómetros de Tepic.
Su libertad se produjo, coincidentemente, al cumplirse un mes de la muerte del periodista Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso.
La Reina del Pacífico: es la hora de contar, es el libro de Scherer sobre Ávila Beltrán, producto de entrevistas efectuadas en el penal de Santa Marta Acatitla.
En su edición del 11 de enero, Proceso presentó numerosas anécdotas en torno al fallecido periodista, contadas por quienes dan vida a las notas y artículos de la revista.
La reportera Patricia Dávila escribió algo sobre la relación Scherer García-Ávila Beltrán:
Maestro en ese arte, adorador de todas las mujeres, a quienes trató siempre como a seres divinos, a Sandra Ávila también la conquistó. Conforme se sucedían las entrevistas, don Julio se sentía en deuda con las reclusas del penal que le abrió sus puertas. Él trataba de retribuirlas llevando cobijas, alimentos, algo de utilidad. Y así fue conquistando el corazón y la voluntad de La Reina. Con la publicación del libro, las visitas de Scherer al penal ya no tenían razón de ser, pero continuaron. Ella, vencida por su carisma, siempre le pedía regresar. No muy convencido, él tuvo que tomar una decisión: su labor como periodista había concluido. No volvería a visitarla más.
Por su parte, el fotógrafo Octavio Gómez recordó que el 13 de agosto del 2008 acompañó a Julio Scherer con Ávila Beltrán. Se le encomendó tomar varias fotografías de la famosa Reina del Pacífico, para la ilustración del libro.
Cuando llegamos, los custodios nos condujeron a una sala. Ahí esperamos cerca de 15 minutos. Fue entonces cuando don Julio me dijo que veríamos a Sandra Ávila, La Reina del Pacífico. Luego me platicó que tenía meses visitándola con el fin de obtener información para el libro que estaba escribiendo.
Cuando entramos, la saludó con mucha amabilidad; ella le respondió de manera similar. Don Julio nos presentó. Le dijo que yo era el encargado de fotografiarla. Le pidió permiso para hacer una sesión de fotos para la portada del libro. Sandra aceptó
Así, la famosa Reina, que estuvo en varias prisiones del país, e incluso en Estados Unidos, fue puesta en libertad el sábado siete por la noche.