La tormenta con granizo que cayó ayer en Tepic, puso a temblar de nuevo a los campesinos de Santiago

13 / Febrero / 2015

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Cuando todavía no hay un recuento real de daños en el campo Santiaguense, el día de ayer volvió el temor entre los hombres de campo al saber que en la capital del estado llovió a cantaros, a la vez que caía una intensa granizada, según pudimos constatar por medio de videos que subían personas que habitan en Tepic.

Los comentarios vertidos por los agricultores productores de fríjol, tabaco, maíz; e incluso mango, señalaban resignados que otra tormenta atípica como la que acabamos de pasar nos mandaría a todos a emigrar al norte del país, en busca de mejores condiciones de vida, incluso algunas personas mencionaban que las autoridades federales deben de agilizar los trámites para destrabar los apoyos que se necesitan. Señalando que, ojala, no suceda lo mismo del año ciclo pasado cuando a causa de lluvias atípicas se taponearon las primeras siembras, por lo que se habló de un apoyo de parte del gobierno federal consistente en 1800 pesos por hectárea. Considerando el programa un máximo de 5 hectáreas por agricultor por lo que la suma que entregaría el gobierno federal iba a ser de 9 mil pesos cosa que jamás sucedió, ya que al llegar el mencionado apoyo al gobierno del estado. De allá, enviaron solamente medio litro de un insecticida llamado Tigre 4 litros de foliar, y una bomba desechable cuyo costo en el mercado no rebasa los 300 pesos.

Ese fue el gran apoyo que se entregó a los campesinos productores de fríjol, -entre los que me incluyo-; por lo que no fuimos pocos los que empeñamos hasta la camisa para conseguir los recursos para comprar semilla, de nueva cuenta fertilizante, y volver a rastrear para después sembrar.
La agricultura en los últimos 5 años ha sido devastada por las lluvias atípicas, que se han dejado sentir causando más pobreza en el campo; al extremo que aquel negocio esplendoroso que representaba para los dueños de derechos agrarios rentar sus tierras en cantidades que iban de los 8 a los 12 mil pesos. Se vino abajo y en este ciclo agrícola. Hubo ejidatarios que ofertaban sus tierras hasta en 3 mil pesos la hectárea.

Por eso la agricultura dejó de ser negocio ya que cuando no es el tiempo el que acaba con las cosechas por las lluvias atípicas. Mi amigo Nacho Vallarta, dice que es el ‘cambio climático’; es el gobierno con los bajos precios a las cosechas como el del año pasado cuando permitió que los coyotes compraran los frijoles claros hasta en 5 milpesos la tonelada mientras que en las grandes tiendas la variedad de fríjol peruano jamás bajó de los 32 pesos el kilo.

Por eso se insiste de volver a llover en Santiago, entonces si, como solía decir mi desaparecida abuela Juana, estaremos fritos y sin manteca.