EL ITACATE: María Félix, en el 101 aniversario de su nacimiento: Abril 7 (Segunda de dos partes)

Por Agustín Almanza Aguilar

07 / Abril / 2015

Contrajo nupcias por cuarta ocasión con Alex Berges, un acaudalado inversionista francés. Gracias al status de un nuevo marido, y a la combinación de su personalidad y popularidad, logró integrarse sin apremio en la esfera más alta de la sociedad europea. Al morir Berger -17 años después- heredó, entre otras cosas, una cuadra de 78 caballos pura sangre, una de las más importantes y valiosas de Francia.

Un domingo 7 de abril del 2002, ella entró a su recámara, cerró la puerta con seguro, se acostó y cayó dormida. A las 12 de la noche los relojes de la casa sonaron con campanadas como fascinante eco, alarmante eco. Al terminar el resonar reinó la calma, el silencio absoluto. En aquella recámara estaba la Diva, sola, rodeada de oscuridad, y de ese silencio tan especial: había fallecido de un ataque al miocardio
A la mañana siguiente, su asistente personal –de 28 años, y quien heredaría la mayor parte de la fortuna de María-, Luis Martínez de Anda, había tocado la puerta e intentar abrirla, pero como estaba asegurada tuvo que romper una ventana para entrar. El doctor Enrique Peña, su médico de cabecera, llegó al número 610 de la calle Hegel en Polanco y certificó el fallecimiento de María de los Ángeles Félix Güereña. Era del día, precisamente, de su octogésimooctavo cumpleaños

Pero su vida aventurera y polémica no terminó allí, pues al conocer la voluntad testamentaria de la estrella, su familia pasó de la tristeza a la rabia: sospecharon de homicidio culposo. Uno de sus hermanos, Benjamín Félix, impugnó el testamento, y llegó a consecuencias últimas: ordenó la exhumación de los restos mortales de María en un acto inhumano, el cadáver fue, literalmente, desmenuzado, con el fin de encontrar evidencias de envenenamiento o cualquier otra forma de asesinato. No hubo tal cosa y se le regresó a su descuidada tumba del Panteón Francés. El caso se sobreseía.
En cierta ocasión se le preguntó si había algo que lamentara no haber podido hacer en la vida, y expresó: nada; hice todo lo que quise. Lo único que no puede hacer fue conservar a mi hijo. A él no pude retenerlo, porque con la muerte nos e puede, ella gana siempre.
María es sin duda la actriz de cine mexicano más famosa. A los largo de su fulgurante carrera actuó en 47 películas. Constructora de una imagen de duro carácter, auto suficiencia, voz firme, desafiante, imponente, inteligente e independiente, alejada de su sumisión tradicional de la mujer mexicana, destruyó paradigmas con su presencia, más allá de entretenimiento en el cine, ganándose un excelente lugar en la sociedad.

Hizo su primera aparición en la pantalla grande a los 28 años y, 28 después, con la película La General, dijo adiós para siempre al universo del cine. Para ello ya había tenido a Doña Bárbara, Maclovia, Rio Escondido, o La Cucaracha. Octavio Paz dijo que María Félix se había inventado a sí misma; leyenda y mito dentro y fuera del cine: El mito de María –afirmó el único premio Nobel de Literatura que ha dado nuestro México- es la proyección de la mujer real que nació ante nuestros ojos como un relámpago que desgarra las sombras. Libre como el viento, ilumina las nubes con la centella de su mirada. María pertenece a la raza de las divas y de los ídolos.

ERROREM NOSTRUM: En la parte primera del artículo sobre María Félix se cometió un absurdo pues en lugar de haber puesto Fallecimiento debió decir Nacimiento, y es que ella nació y murió en la misma fecha (que no el mismo día). Ya les desconté el sueldo a los Elfos y a las Ondinas y Duendes, y se lo aumenté a mí siempre valiosa secretaria Hellen

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