De nuevo hay luto y dolor en la familia Castañeda al morir mi tía Alejandra

27 / Mayo / 2015

Por José María Castañeda

SANTIAGO.- La familia Castañeda, hoy de nueva cuenta se encuentra de luto al fallecer mi Tía Alejandra Castañeda Verdín, víctima de viejos males que la ciencia médica no pudo combatir, cuando era atendida por personal médico del IMSS.

A mi Tía Alex, como solía llamarla le sobrevive su esposo mi padrino Filemón Robles de Anda, con quien procreo al contraer nupcias a Marcos, Irma, José, Miguel, Salvador, a los cuates Alejandro, quien es el que sobrevivió, a las cuatas y aquí quiero aclarar que aun que son mis fa miliares a ellas nada más las identifico como la Güera, y la Negra, ambas ya casadas. Debo decir que mi Tía, Alejandra, no hizo cama como se señala en quienes mueren y que no se cree, porque si bien es cierto los años comenzaron a minar su cuerpo, lo cierto es que las ganas de vivir hacen a la persona aferrarse a la vida así era mi Alex,

Este servidor todavía la saludo en el transcurso de la semana que acaba de pasar y la vimos igual que acostumbrábamos verla, con voz firme tocando los puntos de actualidad con su acostumbrada actitud crítica y con mucha razón. Recuerdo como en cierta ocasión me decía que habían ido al mercado de esta ciudad las cuatas, a comprar alimentos para prepararlos y que una vez que regresaban a la casa, a la Güera se le olvido su bolso en el asiento del colectivo, y que a los pocos minutos llegó el taxista para preguntarles si no habían olvidado nada contestando ambas que no, y el taxista se fue, sin embargo a los pocos minutos la Güera notó que le hacía falta su bolso en donde traía además del chivo semanal que le había dado el marido, traía el pago de una cundina que había recibido y que por todo sumaban más de 18 mil pesos.

De inmediato acudieron al lugar donde hacían sitio los taxistas y al encontrar a quien las había llevado a la casa le dijo la Güera, oiga yo olvide mi bolso en el asiento de atrás de su taxi, contestándole el trabajador del volante, -mire enseguida de ustedes llevé a una señora al poblado de Cañada, y se bajo con el bolso, pidiéndole al taxista que las llevara al lugar donde se bajo la mujer, quien al encontrarla se rehusaba a devolverles la bolsa y con ello el dinero que iba dentro, pero al ver las credenciales de la propietaria, y la enérgica voz de Alejandra, quien señaló.- señora si usted no quiere regresarle la bolsa a mi hija vamos a ir a demandarla a la policía, por lo que la mujer para evitar verse en problemas acepto devolver la bolsa no sin que antes la propietaria le diera 500 pesos de gratificación y otro tanto al taxista- así era mi Tía Alejandra, una mujer minada por las enfermedades pero con un carácter recio que la hacía sobresalir donde se paraba.

Recuerdo otra anécdota que me hiso reír, cuando pasaba por su casa y escucharla; resulta que acababan de llegar del centro la Negra, y Alex, y como mi padrino Filemón se encontraba regando las plantas y no escuchaba los toquidos en la puerta Alejandra, a todo pulmón grito Filemón donde andas a poco te la estás jalando; mi padrino Fili, como yo acostumbro a llamarlo tiene aproximadamente 76 años de edad así era mi Tía Alejandra, a quien ya no veré más sentada en su sillón y a quien seguro estoy que voy a extrañar, luego que aun que no somos afectos los Castañeda, a externar abiertamente nuestro amor de familia, si nos amamos, descansa en paz Alejandra Castañeda Verdín, mi amada Tía a quien insisto ya no veré más.