¡La delincuencia en todo su esplendor!

19 / Junio / 2015

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- La delincuencia alcanzan límites increíbles, cuando personas con aspecto de indigentes que llegan a los hogares solicitando un vaso de agua, al menor descuido de la ama de casa aprovechan el momento para robar algunas prendas o dinero en efectivo.

Lo anterior lo comento porque en días pasados, un joven que portaba un short tipo bermudas, tatuado del cuerpo, moreno, de complexión delgada y bajo de estatura, llegó a mi domicilio situado en la calle Amado Nervo, justo en las escalinatas del cerro, pidiéndole a mi esposa un vaso con agua, cosa que sucede de manera recurrente entre jóvenes hombres y mujeres que acuden a hacer ejercicio subiendo y abajando las escaleras, incluso me platicaba mi esposa que en ocasiones hasta platos de comida y algo de dinero les daba a quien decía que venían del norte del país luego de ser deportados y querían llegar con sus familiares a estados como Oaxaca, Hidalgo y Tabasco.

Bien, además de darle un vaso con agua el joven se sentó en las escaleras a la sombre de un par de clavellinos que tengo afuera de mi domicilio, por lo que una vez que mi esposa consideró que había hecho su buena obra del día acudió a la tortillería Carmelita a comprar el alimento tan importante como son las tortillas, pero al llegar de nueva cuenta a nuestra casa se encontró con que el sujeto estaba adentro en una pequeña terracita que tengo justo donde se encuentra el lavadero, llamándole la atención mi esposa al invasor, diciéndole que se saliera, pero éste hábilmente le contestó que se encontraba buscando un fierro para trasplantar un podo de clavellino (que este servidor al hacer la limpieza del techo de nuestro domicilio cortó del árbol), señalando además que requería de algo de dinero para continuar su viaje. Ante esta respuesta, mi esposa -y aquí quiero aclarar que no pongo su nombre porque así me lo pidió- compasivamente le dijo ¿quieres trabajar?, bueno te voy a dar 20 pesos para que cortes el zacate (esto a una división existente en el domicilio de mi difunto hermano y la casa de este servidor), dejando la bolsa de plástico donde le entregaron las tortillas y su monedero, en cuyo interior había la suma de 450 pesos, colgada en la puerta de acceso a nuestro domicilio, mientras bajaba ella a la cochera a traer una pala para que el zacate cortado lo echará a una bolsa negra para llevarlo al lugar por donde pasa el carro de la basura, fue ese instante lo aprovechó el malandrín para salir del lugar donde se encontraba y robarse el monedero donde se encontraban los 450 pesos, además de sus credenciales de elector y del Seguro Popular. Todavía al arribar este servidor a su domicilio, serían las 5 de la tarde, se encontró a un sujeto que después fuimos enterados que era del mismo grupo llevando las credenciales a mi domicilio exigiendo una gratificación.

Le comuniqué lo anterior al Secretario de Seguridad Pública, José María Ruiz, y quedó de mandarme personal para tomar los datos, y efectivamente llegaron a mi domicilio pero 3 horas después, el propio comandante del Bosque tomó los datos con la información que le proporcionamos, dijo conocer a los sujetos pero del asunto aquel a la fecha han pasado con hoy 3 días, y a la fecha, como aquel comercial de la batería que caminaba de México a ensenada y el pilón como si nada.

Así las cosas en medio de esta mendingues, ¿en manos de quién nos encontramos?; cuando los encargados de salvaguardar el orden conocen a los maleantes, pero pues no hacen nada. Hoy que murió Chespirito, ni siquiera podemos encomendar al Chapulín Colorado