NUMINOR: ¿CRIMEN O SUICIDIO? El enigma de Marilyn Monroe

Por Agustín Almanza Aguilar

23 / Julio / 2015

Esa madrugada del 5 de agosto de 1962, la alarma sonó de manera dramática en la casa de Marilyn Monroe -¿ese momento, o en las últimas horas del sábado y?-. La criada y dama de compañía de la bella actriz, Eunice Murray, corría de allá para acá y viceversa, al ver el cuerpo ¿agonizante o muerto? De su señora

En 1982 hubo una investigación del caso con este veredicto: una ambulancia había sido llamada a la casa de Marilyn, y el conductor declaró que acudió en las primeras horas de la mañana. Anthony Summers, un periodista británico escribió un libro sobre el tema, ‘Goddes’, donde reporta la entrevista que le hizo al dueño de la empresa de ambulancias, Walt Scheafer, el no dudó en afirmar que la protagonista de la película ‘Una Eva y Dos Adanes’, murió en el hospital. También recopiló información de un médico forense, Keith Simpon, que afirmó que Marilyn falleció antes de la media noche del sábado 4. Entonces la alarmada criada Eunice realizó una escena teatral ese domingo en la madrugada, a eso de las tres y media, y donde un tal doctor Greenson sería testigo de ello, en la farsa.

Ese agosto, un piloto de un helicóptero, exclusivo de Frank Sinatra y Peter Lawford, dio información a un fotógrafo y un redactor, William Woodfield y Joe Hyams, respectivamente, su pretexto de una entrevista que le daría mucha publicidad. Y es que se corrió el rumor sobre la presencia de Robert Kennedy en los Ángeles. Al revisar aquellos la bitácora descubrieron que, en el espacio correspondiente al 4 de agosto el helicóptero había recibido la misión de recoger a un pasajero en la playa, frente a la casa de Lawford, y llevarlo a los Ángeles

Sabido es que los Kennedy, Robert y John, fueron amantes de la Monroe, y que Sinatra se las presentó. Pues bien, Robert estuvo presente al lado de ella en aquellos dramáticos momentos de su muerte, y no hay dudas de que importantísimos funcionarios conspiraron para encubrir las verdaderas circunstancias de su desceso. De allí las sospechas de un crimen de Estado, de que no se suicidó. Pero en este caso, ¿por qué asesinarla? ¿Qué sabía? Recordemos que eran tiempos de elecciones
Se dijo que Marilyn tomó una gran dosis de Nembutal, pero en su autopsia no se encontraron restos de cápsulas de ello, pero (ese gran ‘pero’) no se revisaron sus intestinos, según manifestó el doctor que realizó aquella operación, Thommas Noguchi (cosas del destino, en 1968 tuvo en sus manos una cabeza martirizada, la del propio Robert Kennedy). Pero su colega, el doctor Simpon insistió en que sí se deberían haber encontrado restos de Nembutal en el estómago, aunque se negó a especular más allá Robert Hozier, autor de un interesante artículo sobre este suceso (‘Poder y Dinero ella era demasiado inocente’) nos dice que todos en Hollywood sabían que Marilyn se aplicaba enemas con frecuencia, debido a su constipación crónica. Y un enema es la mejor forma de aplicar una dosis excesiva de Nembutal, capaz de provocar la muerte, sin que la víctima advierta la molestia. En este caso no habría restos de las cápsulas. Nos preguntamos, ¿qué hizo el doctor Greenson con ella aquella madrugada? ¿O quién estuvo allí la altas horas de la noche de aquél sábado? Se asegura que Robert estuvo con ella a eso de las 10 de la noche de ese sábado Se cuenta también que él y su cuñado, Peter Lawford, fueron los que la llevaron al hospital en la ambulancia y los que, al morir Marilyn, ordenaron regresarla a su casa y convencieron al personal de la clínica guardar silencio e instruyeron a Eunice Murray para su actuación, y llamara al doctor Ralph Greenson. Todos los registros de las llamadas de Marilyn a Robert habían sido incautados por el FBI, hombres del célebre J. Edward Hoover, a quien acudió Robert en busca de ayuda. Los Kennedy se habían salvado así de un escándalo.

Se pone uno a pensar sobre qué hubiera sido de tan sensual y hermosa mujer si no hubiera muerto. De seguro estaría internada en un hospital siquiátrico, vieja y fea, con el rostro distorsionado por la esquizofrenia, herencia de familia.

¡Ah! Se nos andaba quedando en el caletre: James Hamilton, capitán de la policía de los Ángeles es el hombre que se encargó de la investigación del caso. Era íntimo amigo y colaborador de ¡Robert Kennedy!

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