PALESTRA

Por Gilberto Cervantes Rivera, poeta de Cucharas

07 / Agosto / 2015

El teclado no es suavecito, hay que darle duro para que se acomode, pero la vida te va dando los ejemplos que ocupas para demostrarte que la gente pedigüeña tiene y ocupa dinero; ellos son los ricos y nosotros que damos la limosna, somos los pobres. Figúrese si no; un rico siempre estará pidiendo en la tarea de acumular inmensa fortuna; son los grandes limosneros, pero igual, a la hora de hacer cuentas en el banco del cielo, se darán cuenta que no pusieron ni un cero a la cuenta de ahorro; los pobres en cambio, por haber dado sin ver a quien, habitarán cómodas mansiones con huertos, árboles frutales de todas clases, exuberantes bosques, arroyos, arroyuelos, cascadas, ríos cristalinos, en suma, el paraíso que no supimos conservar en la tierra.

Ayer caminando sin rumbo, casi me topo con una pequeñita indígena; la mamá de la niña, adelante, corría para alcanzar el camión; ella, la niñita, en su inocencia, estiró la mano creyendo que le daría una moneda; me llegó al corazón, pero solo traía seis pesos en la bolsa, lo del camión de regreso y aparte, mis energías andaban muy bajas, pues a las cinco de la tarde, mi barriga no probaba aun, alimento. Como siempre, mi cartera, vencida, si Dios la hiciera hablar, les diría que ayer no traía nada; ahora sí, pensé, mis niños van a chillar por falta de leche.

El miércoles por la tarde, la diputada Sonia Ibarra, esposa de Lupe Acosta el flamante diputado federal, me aseguró que a las once de la mañana de ayer jueves, rompería el cochinito; feliz por tan inesperada promesa, ahí voy como otras tantas veces, al cubículo de mi gran amiga, encontrándome con la novedad de que igual que en otras ocasiones, la legisladora perredista canceló su cita del día. Resignado, salí de esa oficina con la esperanza de encontrarme tirado ya de perdis un billete de a veinte pesos, pues al mediodía la urgencia de tomar agua es primero.

Nada por aquí nada por allá, ni siquiera la esperanza de encontrar a Elenes, el cual seguro que está en su cubículo, cuando prende tamaño abanico; pero miren, Sofía Bautista Zambrano, ya de perdis y más ahora que le ha dado por apoyar las causas de la comunidad lésbico – gay; tampoco; mejor me salí del Congreso, enfilando mis cansados pasos rumbo a la secretaría general de gobierno, donde despacha Pepe Espinosa, un gran amigo que conocí una noche de invierno, cenando en el Real de Don Juan; en esa ocasión su servidor andaba buscando la manera de hospedar en algún lugar, al periodista Pedro de Jesús Márquez Glori, quien padecía lagunas mentales y no daba con la buhardilla donde vivía.

Muchos argumentos no ocupé para convencer a Pepe sobre la necesidad de pagarle una noche en el Real de Don Juan al hoy extinto Yucateco. De eso que les platico ya cumplió más de un año, pero ese hecho relevante fue suficiente para que Pepe convenciera al gobernador Roberto Sandoval Castañeda, de regalarle una casa a cada periodista pobre y que también se hiciera un albergue: nuestras familias seguramente tendremos que esperar el cambio de gobierno, a ver si eso tan pequeño que para nosotros sería algo grande, se cumple.

Dios nos puso en la tierra como fue su promesa, sin embargo, por cuestiones que serían muy largo discutir y enumerar, unos pocos detentan la riqueza, pudiendo comprar con ello propiedades hasta en la Luna, y la inmensa mayoría, no podemos disfrutar ni siquiera de una banca en cualesquier plaza, porque siempre habrá un policía amenazando nuestra integridad. Pónganse en nuestros zapatos, los míos que por cierto ya piden esquina, sean como Amado Rubio, gente que de su trabajo apoya a la gente pobre; este buen hombre ya se ganó el cielo, pero antes de que eso ocurra, hay que hacerlo mínimo Presidente Municipal de Tepic, para que vean como se trabaja con honestidad y con resultados; analicen de igual manera el historial humano del licenciado Juan Antonio Echeagaray Becerra, este otro buen hombre se quita el bocado de la boca para dárselo a gente que a la mejor no lo merece; pero así es él, hace el bien sin mirar a quien, sabe para qué es el dinero y no como otros que viven para acumularlo, que incluso lo esconden para que los demás se mueran de hambre

PALESTRAZO: apenas que me estaba acostumbrando a comer tres veces al día, le dijo Rocinante a Babieca, antes de entrar en coma igual que su amo Don Alonso de Quijada, el famoso Quijote de la Mancha.