Edición del Día
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UN SER DIFERENTE
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(Transcripción Ángel Carbajal Aguilar)
14 / Agosto / 2015
Extraído de ‘Cuadernos Populares’, en Cuestiones y Quehaceres Literarios, para El Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores y publicado en colección: EL DESPERTADOR AMERICANO, Vol. 2, de un libro obsequiado por La Biblioteca Amado Nervo de Tepic, Nayarit, a la puerta principal del Museo Amado Nervo; gracias y permita se me compartir con quien esto lee con el título de:
Este primer envió dice: Pese a que el arte es la más entrañable forma de comunicación, un foso de soledad aísla a las fuertes personalidades artísticas. Cuando la obra de un creador de belleza es original, cuando difiere realmente de lo que el público está acostumbrado, apenas consigue el artista despertar interés en reducidos círculos de selectos. En ocasiones ni ese siquiera: las Altas voces resuenan soledosas como un simún ardiente, en los desiertos, sin que alguien preste oídos a su telúrico mensaje.
Destino de incomprensión para el artista auténtico. Empero, no sólo para su obra: su persona misma será extraña para todos, quizá hasta para su propio ser, que se preguntará: ¿Pero quién soy yo?
Se le persigue desde niño. Con frecuencia alarma a los Padres ver qué desarmoniza entre su prole un hijo distinto, un patito feo. Se empeñan, pues, en limarle lo diferente, practicándole con la mejor voluntad del Mundo- sangrientas cirugías en el alma, igual que si tratara de un giboso. A cualquier precio lo quieren normal, es decir, vulgar. El artista sufre así, desde el regazo materno, la crueldad que le depara su congénita desavenencia con el medio ambiente.
Le han hecho sentir que es un raro, y en la mente infantil esto suele confundirse con monstruoso. Tal, su problema de por vida. Cuando crezca, acaso olvida cual fue el origen de un secreto disgusto que experimenta por su propia persona, y lo atribuirá a mónadas como su larga nariz, su humilde cuna, su cabeza demasiado pequeña, su cutis con las cicatrices del acné. Aun cuando triunfe y todos se enorgullecían de su gloria, en él, sin embargo, seguirá persistiendo la vergüenza de sí mismo. Para consolarse y compensarse creara una vanidad sin límites. Será una falsa vanidad. Tratará de autosugestionarse para meterse la idea de que es el genio mayor de todos los tiempos. Más a pesar de este esfuerzo, le sobrevendrán horas lúcidas en las que la jactancia mentirosa se le quebrará la ilusión del orgullo se hará polvo y todo su ser caerá en el más angustioso abatimiento.
Abatimiento como el de nadie, porque el artista siente la alegría y la pena con mayor intensidad que los hombres comunes. Padece una sensibilidad de desollado. Lo que a otros deja indiferente, a él lo hecha a temblar y le derrite hasta los huesos. Recibe aún la caricia del viento como un látigo porque es un ser en carne viva.
También en fantasía sobrepuja a los demás. Esa imaginación fecunda, desenfrenada, indomeñable, contribuye asimismo a mantenerlo vibrante, en estado de ebullición, y le hincha exageradamente las pasiones, arrebatándole en torbellino de fantasmas de placeres y fantasmas de dolores inenarrables.
En verdad, qué distintos es a los seres corrientes. ¿Vendría de algún otro planeta? Aquí, extranjero siempre entre los suyos, extranjero también para sí mismo.
Su amor, su dolor y su locura no tendrán más remedio que expresar los cantando, visto que en el habla cotidiana parece ser que no lo entendería nadie. Creará cualquier forma de arte para para describir su universo interior. Más este afán de comunicar así lo profundo de su ser, fracasará igualmente, pues su obra seguirá siendo el idioma de otra estrella.