CON PRECAUCIÓN: Una epidemia móvil

Por Sergio Mejía García Cano

08 / Septiembre / 2015

Evidentemente que el uso del teléfono móvil, más comúnmente conocido como celular, ya se convirtió en una práctica casi generalizada en la mayoría de la población de todas las edades desde que se empiezan a valer por sí mismos; sin embargo, este uso en algunos aspectos se está volviendo más perjudicial que benéfico debido a la distracción que genera en algunas personas que a pesar de estar haciendo otros menesteres, aun así no se despegan de su celular.

Ya es muy cotidiano mirar gente con su celular en cafés, plazas, jardines, en las paradas del camión y cuando van a bordo; en reuniones en que ya la charla ha pasado a segundo plano porque la mayoría está absorta en su móvil. Incluso hasta agentes viales en horas de servicio se dan sus mañas para entre silbatazo y silbatazo bajen su vista hacia tu teléfono; choferes del servicio urbano ni se diga, es ya una práctica común en muchos de ellos; pero el colmo es mirar motociclistas y hasta ciclistas distrayéndose del manejo de su vehículo, por ir viendo la pantalla de su celular.

Se ha corrido el rumor de que ya existe una iniciativa de ley entre algunos legisladores estatales, para agregar una sanción en el reglamento de tránsito, estatal y municipal, para quien vaya conduciendo un vehículo y a la vez hablando por teléfono móvil; sin embargo, y como siempre, han surgido voces de que si se hace al vapor esta modificación al reglamento de tránsito, por fuerza quedarían algunas lagunas que mucha gente podrían hacer uso de ellas para salvar la bronca, ya que se debe especificar de bien a bien cuándo y en qué momento es la causa de la infracción, porque si un agente de tránsito mira que el conductor de equis vehículo está hablando por teléfono mientras esta tras el volante, éste podría alegar en su momento que el vehículo estaba detenido esperando la luz verde del semáforo o en su caso decir que no es cierto que es por algún encono entre el agente vial y el chofer; y precisamente, se dice que también se podría prestar la modificación al susodicho reglamento, para que algunos de estos agentes abusen de su autoridad o que por equivocación levanten una infracción o porque les cayó mal quien iba conduciendo o porque ya se la debía, etcétera.

Está documentado que por lo menos en el Distrito Federal ya se reformó el reglamento de tránsito, por lo que ya es causa de infracción hacer uso del celular mientras se maneja un vehículo; y se dice que la multa es bastante alta, pues se le ha hecho una modificación al mismo en donde se señala que la multa por manejar y hablar al mismo tiempo es mayor a los un mil pesos.

Lo malo es que por más altas que sean las multas, éstas no asusten a mucha gente, igual como la posibilidad de ser infraccionados por conducir en estado de ebriedad que a muchas personas les tiene sin cuidado, sobre todo a jóvenes de entre los 15 y 32 años de edad en que todo les vale grillo, hasta que por desgracia sufren en carne propia lo inadecuado que es andar tras un volante en estado alcoholizado; aunque también se dan casos y muy cotidianos en que también adultos mayores no han comprendido o entendido ni aun por experiencia propia lo inconveniente que es manejar tomados. Y también, como infinidad de motociclistas a quienes por más que se les dice que se pongan casco protector al ir en sus motos, muchos no los usan o se los sobreponen nada más para cubrir el expediente; y por supuesto que así haya sanción para quien no lo lleve, por lo visto ni a los propios agentes viales les interesa llamarles al menos la atención. Por lo que se tiene que aplicar la frase que muchos saben pero que nada les dice: cumplir y hacer cumplir las leyes.

Pero como sea, el primer paso al parecer ya se dio con la probabilidad de la iniciativa de legislar al respecto de reformar el reglamento de tránsito, y desde luego que se tienen que contemplar todas las posibilidades para que no haya abusos de ninguna clase por ambas partes, es decir, de autoridades ni de los conductores de vehículos.
Y en caso de que se reforme dicho reglamento, quizá lo único que haga entrar en razón a quienes violen la hipotética ley de infracción por conducir y hablar por teléfono, sea un accidente, tal y como ha sucedido con muchos motociclistas reacios a ponerse su casco y que dejan desparramados los sesos en el suelo; igual, infortunadamente será un accidente el que haga comprender a quienes van hablando por celular y conduciendo al mismo tiempo, que esto no es correcto y no son compatibles ambas cosas.