CON PRECAUCIÓN: El esplendor del populismo

Por Sergio Mejía Cano

30 / Septiembre / 2015

La palabra populismo no está registrada en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) ni su plural populismos, palabra esta última a la que hizo referencia el presidente mexicano Enrique Peña Nieto ante la asamblea de la Organización de las Naciones Unidas en donde puso énfasis sobre su preocupación por los nuevos populismos tanto de izquierda como de derecha.

Y he aquí una incongruencia, ya que cómo puede haber un populismo de derecha si quienes congenian con la ideología de derecha satanizan todo lo que lleve la raíz latina populáris, que huela a pueblo, a popular y por ende, que signifique cualquier clase de beneficio para la población. Aunque eso sí, todo político sea de derecha, centro o izquierda, basa su discursos cuando anda en campañas proselitistas en frases populistas que le lleguen al pueblo hasta lo más hondo de su ser y así tratar de ilusionarlo al máximo.
Esta declaración del presidente Peña Nieto ante la ONU tal vez en un corto plazo le sea contraproducente como casi siempre sucede con la mayoría de sus declaraciones públicas y en cierta forma se le revierta como un búmeran, porque precisamente en hacer creer al pueblo que ahora sí ha llegado quien acabará con las penalidades de los que menos tienen, hasta él mismo se basó en frases populistas cuando anduvo en campaña. Pero en cierta forma, ¿de qué otra forma se le puede llegar al pueblo si no es con frases alentadoras de que ha llegado su salvación? ¿Qué político que se precie de serlo o que tenga buenos asesores no echa mano de todo lo que huela a popular para atraer votantes?

Para la mayoría de la población es un hecho que todo cuanto oyen en campañas políticas, del candidato que sea y del partido que pertenezca son puras palabras que pocas veces o nunca se cumplen, y menos las promesas que señalan que se acabará con la pobreza, pues en el hipotético caso que en verdad se llegara a abolir la pobreza, ¿a quiénes se dirigirían entonces los candidatos? Es obvio que siempre tendrán que existir los pobres porque son los que le hacen el caldo gordo a los candidatos y los que les dan la pauta para conformar sus discursos y promesas que en cierto modo y por lo regular cada tiempo de campañas son las mismas palabra que oye el populacho que, como una tradición son palabras que se van pasando de generación en generación tal y como si fuera un oficio que los hijos tienen que tener siempre presente, y los hijos de los hijos y así sucesivamente.
Todavía existen mexicanos (se engloban ambos géneros) próximos a los 90 años de edad o que ya rebasaron esta cifra y que cuentan que durante toda su vida, cada tiempo de elecciones siempre oyeron las mismas pobrezas y he aquí cómo está el país en estos momentos, igual o peor que en la época porfirista; y personas de esta edad son las que dicen que desde hace mucho tiempo dejaron de creer en todo lo que diga un candidato del color que sea, pues es un hecho que la mayoría de ellos están cortados con la misma tijera, y así prometan y prometan, por lo regular sucede lo contrario a lo que prometieron con tanto ahínco alguna vez; porque en muchas ocasiones ha quedado claro que por ejemplo, cuando algún personaje público ante un hecho de gran relevancia y que hay sangre de por medio señala que esto llegará hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, ya no se llegó a nada en absoluto.

El único riesgo que conlleva ese peligro del nuevo populismo al que se refirió Peña Nieto, es que buena parte de la población esté enfocando su vista hacia otras opciones en que no figure ningún partido político. Que así como mucha gente cambia de religión, aunque no precisamente de creencia, igual ahora esté optando por experimentar ahora a ver qué pasa si se hacen a un lado los partidos políticos que de populistas nada tienen que presumir ni los llamados partidos de izquierda que ha quedado claro únicamente son comparsas de los que se dicen de centro, ya sea centro derecha o centro izquierda, según como se vea la situación mundial.
Sin embargo, eso de que los políticos echen mano de palabras inexistentes en el diccionario de la RAE, es ahora una tónica constante. He ahí la palabra tepicenses que tampoco la acepta dicha academia de la lengua, pero que ya es de uso cotidiano aquí en Nayarit.
En todo caso, es probable que alguien allá en la asamblea de la ONU, en cuanto oyó decir la palabra populismo, se haya abocado de inmediato a buscarla en el diccionario y por supuesto, sin encontrarla.