CON PRECAUCIÓN: El chico abusivo

Por Sergio Mejía Cano

13 / Octubre / 2015

No recuerdo muy bien en qué parte leí hace mucho tiempo que qué pasaría si las defensas de nuestro cuerpo en vez de protegerlo lo atacaran. Claro que esto se refería a los sucesivos golpes de estado en Sudamérica por fuerzas militares como los sucedidos en Argentina, Chile y otras partes de por allá.

Desde luego que abundaba este escrito que por ejemplo las células de un cuerpo humano dejaban de hacer su función de defensa y que en vez de esto se aliaran con las destructoras, las células malignas enfermarían sin remedio colapsando de tal manera que el organismo enfermaría y posiblemente hasta moriría, pues sería imposible que los órganos vitales supervivieran.

Tuve un amigo de la infancia que era muy bueno para los golpes, en el barrio nadie le ganaba a puño limpio por lo que se le tenía cierto respeto entre los demás compañeros e incluso se requería de él cuando surgía alguna bronca entre barrios. Este muchacho tenía un hermano menor que al sentirse defendido por su hermano mayor se hizo muy abusivo entre sus compañeros de generación; pero fue más allá, pues le faltaba al respeto a los demás vecinos, hombres y mujeres quienes constantemente le daban la queja a los padres de mi amigo, y los papás de este chico abusivo únicamente le llamaban la atención de una manera suave.

Llegó el momento en que los amigos del hermano mayor del abusivo muchacho le dijimos a este que calmara a su hermano, porque no tardaría el día en que se metiera en un problema mayor del que ni él lo pudiera defender así le pegara a todo el mundo. Nuestro amigo puso de pretexto que quería mucho a su hermanito y que cómo iba a dejar que alguien le hiciera algo mal y que hasta sus mismos papás le tenían prohibido que le dijera algo que lo incomodara. ¿Y por qué sí permites que tu hermanito golpee a otros abusivamente?, le dijimos a nuestro amigo. Que quiebre vidrios de puertas y ventanas de los vecinos; y eso de que se suba a las azoteas a ensuciar la ropa tendida, pues como que no va. Y luego, ya empezó a agarrarle las nalgas a las muchachas y cualquier día a un hermano o un papá de alguna de esas muchachas no le va a parecer y por más miedo que te tengan por no hacerla a los golpes contigo, acuérdate que todo tiene un límite. Y las armas se hicieron para igualar fuerzas; terminamos diciéndole al hermano del abusivo.

Llegó el día en que el chico abusivo estaba golpeando a otro muchacho y al ver que llegaba su hermano se envalentonó aún más, pero nuestro amigo paró a su hermano diciéndole que si iba a dar un tiro de bien a bien; el abusivo como que se trabó y el otro chico que estaba siendo golpeado le dijo que sí se daba el tiro pero que no se metiera. Nuestro amigo le dijo a los dos que él no se iba a meter para nada. Y para pronto que empieza el pleito y pasó lo que ya intuíamos: el abusivo no sabía pelear ni defenderse. Y como que esto le sirvió para que ya se portara mejor.

Esto viene a colación porque ha habido conflictos en nuestro país en donde se dice que han estado involucradas las fuerzas del orden, de corporaciones policíacas y de las fuerzas armadas; sin embargo, al parecer no se lleva una investigación a fondo, como ahora en los casos de Tlataya y desde luego de Ayotzinapa, problemas por el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha solicitado que se le deje entrevistar a los soldados que supuestamente estuvieron enterados de los hechos; sin embargo, esto no le ha parecido nada bien al Secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, quien se ha negado rotundamente a que la CIDH intervenga o que sean molestados en alguna forma sus subalternos.

Y he aquí el meollo del asunto, ya que el general Cienfuegos debería permitir que se llegue al fondo de los hechos en donde se señalan abusos de miembros a su cargo, porque sale peor que no se investigue y aclare porque la opinión pública aplica casi siempre aquella máxima de piensa mal y acertarás; y en caso de que sí hayan estado involucrados algunos miembros del ejército o la marina o de cualquiera otra corporación policíaca en actos de abusos de autoridad, estos se podrían sentir todavía más fortalecidos que temerosos de que se les llegara a investigar y llegar a la verdad.

Pero como se dice también por ahí: La verdad siempre sale a flote como una gota de aceite en el agua. Tarde o temprano se irá desvelando lo que realmente sucedió en los hechos donde se dice que fuerzas del orden estuvieron al tanto y no hicieron nada.