Estado de los ESTADOS : Se celebró el día de la Raza

Por Lilia Arellano

13 / Octubre / 2015

Ayer se celebró el Día de la Hispanidad, el que conocíamos como el Día de la Raza y, cayó como balde de agua fría el conocer hasta que punto y con cuanta frivolidad se maneja el renglón básico, el que mantiene, quiérase o no, la estabilidad social: el alimento. Atrás quedó la mesa pobre, la que contaba solamente con tortillas, chile, tomates y frijoles para alimentarse. En el presente todos esos productos son de lujo, ya no se generan para el autoabastecimiento porque las tierras no producen, no hay semillas ni apoyos y muchas de ellas han sido utilizadas abiertamente para la siembra de estupefacientes. En esta fecha también se dieron los maestros a la tarea de manifestarse en varios puntos de la República y, no parecen tomar en consideración que detrás de las demandas está el encarecimiento no sólo de los alimentos sino de la mayoría de los productos de primera necesidad en ese sector. El panorama es el siguiente:

México resiente una gran vulnerabilidad alimentaria pues importa alrededor de 60 por ciento de los alimentos que consume. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) considera que hay vulnerabilidad cuando se importa más del 25 por ciento de los alimentos. El país no garantiza su autosuficiencia alimentaria por lo que depende de un sistema mundial dominado por unas cuantas empresas multinacionales, que distribuyen los alimentos en un marco de mercados globales, desestructuran el mercado interno y fracturan el tejido social. La inseguridad alimentaria que enfrenta la nación es una amenaza a la paz social, pues es un componente vital para la población.
El problema es de gran envergadura pues el mercado agroalimentario mexicano está en poder de 42 compañías trasnacionales. Mosanto, DuPont, Agromex, Pionner, Syngenta y Limagrain controlan la producción de semillas y fertilizantes. Otras como Minsa, Maseca, Cargill, Bimbo, Bachoco, Pilgrim´s Pride, Tyson Foods y Lala, una vez que llega a sus manos el producto (maíz, frijol, sorgo, leche), incrementa los precios al consumidor hasta en 200 por ciento. Además la venta de alimentos también está monopolizada por las tiendas departamentales, entre las que destaca WallMart, que hace negocios por más de 11 mil millones de dólares al año. Esta tienda vende más de 6 mil millones de dólares en alimentos anualmente, más que cualquier otra empresa en México.

De acuerdo con los datos de la FAO, en los últimos 30 años México ha aumentado la dependencia alimentaria en el rango de importaciones. En el caso del huevo, maíz blanco, café y azúcar es menos de 10 por ciento, pero por arriba de este porcentaje está la leche, el frijol, la carne de aves y sorgo, con 30 por ciento. Entre un 20 y 50 por ciento se importa carne de cerdo y bovino. Se importa más de 50 por ciento del maíz amarillo, arroz y soya.
Las compras al exterior para complementar la alimentación básica de los mexicanos cuesta alrededor de 20 mil millones de dólares al año, cantidad muy cercana a los ingresos esperados por las exportaciones petroleras. A pesar de que México ocupa el décimo lugar mundial como productor agropecuario, importa un alto porcentaje de los alimentos que consume. Por ejemplo en el caso del maíz, el año pasado se produjeron 21 millones de toneladas pero se importaron 10 millones de toneladas más para satisfacer la demanda nacional. El país compra a otras naciones una tercera parte del maíz que consume; la mitad del trigo; 80 por ciento del arroz; y el 40% del frijol. También compra en el extranjero el 30% de la leche en polvo, ya que han estado desapareciendo los hatos de ganado vacuno.

Para que un país alcance la seguridad en su alimentación, debe producir al menos el 75 por ciento de lo que consume, de acuerdo con la FAO. México cuenta con 30 millones de hectáreas abiertas al cultivo. A fin de lograr ese porcentaje, se debe apoyar a los distintos productores y las políticas públicas deben estar al alcance de los pequeños productores.