NUMINOR: EL JAZZ

Por Agustín Almanza Aguilar

13 / Octubre / 2015

A lo largo del Mississippi nacía una nueva forma musical: el Jazz. Una de las primeras orquestas de este tipo de artístico lo fue la ‘Queen City Concert Band’, y eran los tiempos, también, de la célebre ‘Creole Jazz Band’, de K. Oliver.

Los aventureros que hace tres siglos recorrían con sus veloces veleros las costas africanas, en busca de ‘negros’ que capturar y vender después como esclavos en las plantaciones de algodón, podían pensar en todo menos en que su negocio fuera el comienzo de uno de los más extraordinarios capítulos de la historia de la música. Para ellos, los esclavos no eran más que les rendía pingües utilidades y beneficios. Esos esclavos vivieron sometidos a una espantosa segregación racial. Trabajando todo el día en el campo, por las noches se encerraban en sus cabañas de madera, y cantaban, con sus guturales dialectos africanos, sus interminables y monótonas canciones, acompañados, algunas veces, con el ‘tam tam’. Pero, con el fluir del tiempo y con los cada vez más frecuentes contactos con la civilización de sus blancos amos, produjeron en ellos transformaciones radicales. Así nacería un incomparable movimiento musical: el ‘spiritual’, fruto de la unión de la primitiva alma negra, inculta, ingenua y pacífica, con la religión del hombre blanco, el cristianismo. Místicas canciones donde el esclavo expresaba con originalidad aspectos de la fe que libraba sus dolores y sus humanas miserias, y que reanimaba a los pobres infelices

El primer ejemplo de Jazz se remonta a las actuaciones de las bandas musicales que, a finales del siglo pasado, acompañaban a los funerales de los ‘negros’ de Nueva Orleans, en el corazón del sur. Terminando el funeral, a la salida del cementerio, la banda, tras haber agotado su repertorio de composiciones rituales, comenzaba una alegre marcha, inspirada generalmente en el tema de un ‘spiritual’. Era un último y amistoso adiós al muerto y una especie de afectuoso consuelo a sus parientes. Luego se reunían a beber en algún local de la famosa ‘Congo Square’, a brindar por el fallecido, y ya al calor de las copas se terminaba dando un verdadero concierto de ‘Blues’, lleno de tristeza, nostalgia y melancolía: nacía el Jazz.

El origen de la palabra ‘Jazz’ es incierto, aunque generalmente se acepta su procedencia africana, criolla, que significaría ‘apresurarse’.

Los primeros músicos carecían de las más elementales nociones de solfeo, pero tocaban ‘solos’ con sumo virtuosismo. Así, después de la Segunda Guerra Mundial, el Jazz llegó a Europa, donde fue mal recibido y calificado de salvaje, estridente y vulgar, pero terminó conquistando al público europeo. Grandes compositores como Schoenberg, Debussy, Stravinsky, Ravel, y otros más, quedaron fascinados y fueron inspirados en muchas de sus composiciones: el esclavo ‘negro’ había conquistado a su amo blanco A partir de ese momento, el Jazz sigue su recorrido histórico con cambios de estilo semejantes a los de la música clásica. Vemos la división que se nos ofrece:

I.- 1900-1915, prehistoria (Blues, Ragtime).
II.- 1915-1930, antigüedad (Jazz Hot).
III.- 1930-1940, periodo clásico (Swing).
IV.- 1940 a la fecha, edad moderna (Cool Jazz, Hard-Bop), y las tentativas de introducirlo a la dodecafonía.

Saber escuchar y, por lo tanto, comprender el Jazz no es fácil. Ahora que una interpretación de Jazz no puede repetirse nunca, porque en cada ocasión nace de la inspiración y la imaginación de los solistas; es una creación pura. La música se oye precisamente en el mismo momento de su nacimiento.

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