CON PRECAUCIÓN: Pensamiento dictatorial

Por
Sergio Mejía Cano

03 / Noviembre / 2015

Ahora quien ha gozado de sus 15 minutos de fama, es el senador por el estado de Hidalgo, Omar Fayad Meneses, quien para quizás llamar la atención lanzó una iniciativa de ley supuestamente para evitar los delitos cibernéticos, cosa que le acarreó un cúmulo de reproches y reclamos de gran parte de la ciudadanía, precisamente en las redes sociales a las que se refería en su iniciativa el senador Fayad.

Aquí en Nayarit ya nadie había vuelto a saber de dicho senador desde que en el año de 2002 irrumpió en el Ranchito de Pérez supuestamente para descubrir un gran fraude en las elecciones locales que se llevaron a cabo en el estado, pero como no logró su propósito tal vez para hacer la mosca chillar, denunció ante los medios informativos ahí presentes que lo habían agredido dentro de esa propiedad privada y que además le habían arrebatado su teléfono celular y que posteriormente se los habían regresado. Lo que posiblemente sí logró fue que se le mencionara tanto en los medios locales y al menos en uno de circulación nacional por haber trascendido en cierta forma esa noticia; sin embargo, desde entonces, es muy probable que la mayoría de los nayaritas ya ni en el mundo lo hicieran hasta hoy que se colgó de un pensamiento por demás dictatorial a lo mejor con el único fin de que su nombre volviera a sonar tanto en los medios impresos como electrónicos y por supuesto, en las mismas redes sociales que tanto sataniza.

Y precisamente con esta iniciativa de ley en contra de las redes sociales, lo único que puso de manifiesto el senador Fayad, fue que es un hecho que la mayoría de los políticos, de todos los colores y sabores, le tienen tirria a las redes sociales, que no soportan la crítica ni los comentarios en donde no se les favorece para nada, y más, a las ahora llamadas memes que no son otra cosa que una especie más de caricatura crítica tal y como las que han existido a lo largo desde que apareció la prensa escrita. Pero más miedo le tienen a las redes sociales algunos políticos y autoridades también, porque dichas redes han servido para dar a conocer actos que de otro modo jamás se enteraría la opinión pública o se sabrían ya mucho después; y además, han servido para crear conciencia en alguna parte de la ciudadanía respecto a ciertos asuntos en que ya no se oye una voz nada más y ni un solo punto de vista, sino que por la diversidad de opiniones que se vierten sobre algo que comentaron, hicieron o negaron los gobernantes, por lo que la polémica que se genera al respecto, sirve para crear debates que si bien muchos de ellos que se hacen en la mesa de un café, en las plazas y jardines públicos, en las banquetas y hasta en algunos pasillos y que aparentemente no conducen a nada, poco a poco despiertan consciencias de buena parte de la población poniendo a pensar a esta parte y al parecer esto, en cierta forma incomoda a un sector de los políticos y funcionarios.

Los memes y fotografías trucadas que se emiten en las redes sociales vienen a ser en cierta forma la demanda a la que se compromete todo funcionario al hacer la protesta correspondiente al tomar un cargo público, porque no hay otro modo de demandar su violación por no cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen, así que también sirven para que buena parte de la ciudadanía descargue sus frustraciones, ¿y quién más para que se las pague? Pues por supuesto que los gobernantes, legisladores, magistrados y toda clase de funcionarios que por sus buenas o malas acciones se ponen en la mira de la opinión pública.

Hoy ya cambió la tecnología, pero con esta clase de iniciativas de bloquear las redes sociales, viene a ser algo parecido a lo que sucedía hace 100 años como cuando aparecían caricaturas en El hijo del Ahuizote, publicación en donde colaboró cierto tiempo, al igual que en El Demócrata, el gran luchador social, don Ricardo Flores Magón antes de crear su propio medio denominado Regeneración; en todas estas publicaciones la caricatura se tomaba como un arma ideológica, de protesta. Sin embargo, en ese tiempo porfirista, no era necesario legislar para que ya no publicaran esas caricaturas, bastaba con que llegaran a los talleres gráficos los genízaros o rurales de aquel entonces y destruyeran todo; o como se estilaba ya en pleno siglo XX, en que se suprimía la entrega de papel a un diario incómodo y asunto concluido.
Pero al parecer alguien ya le corrigió la plana al senador Omar Fayad, porque ahora se echa para atrás en su iniciativa de ley.