Calacas tilicas y flacas

Por Sergio Mejía Cano

03 / Noviembre / 2015

Rauda llegó La Parka en su cabalgadura levantando polvareda para llevarse a Roberto Sandoval Castañeda. Te escogí a ti, le dijo la huesuda a Sandoval Castañeda, porque con la inseguridad no te anduviste con ninguna fregadera, me aligeraste la carga de trabajo y ahora aquí en Nayarit, ya casi nadie me espera. Cabalga conmigo Roberto, para llevarte al valle de las calacas, que será para ti un buen hueso aunque haya puras flacas.
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Pepe Espinoza descansa ya en una tumba hermosa, rodeada de grandes ollas de forma preciosa que hacen de guarnición a un gran monumento en forma de dedo, ahí es donde su cuerpo reposa pues nos abandonó al cansarse combatiendo la corriente caudalosa. Mucha agua afrontó Pepe Espinoza, tanta, que cuando riegan su tumba siempre surge una gran rosa, cubriendo el mármol de manera esplendorosa.
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En el Congreso Estatal han guardado un minuto de silencio, porque la Calaca se ha llevado a Jorge Segura en ancas de su cabalgadura. Su sepulcro no cuenta con ningún guarura, pues la puerta es muy segura aunque no tenga cerradura. Y en su lápida reza que las iniciativas de ley aprobadas en su legislatura, una buena y sana paz le augura.
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Pedro Antonio Enríquez Soto, descansa ya en una cripta de un cementerio sin coto. Trabajó muy bien impulsando los juicios orales, pero se le hizo poco. Se fue con la satisfacción de que nada echó en saco roto. Ahora su mausoleo es su Palacio de Justicia en donde tal vez descansará poco, porque como genio y figura se van hasta la sepultura, en su ataúd le han puesto un foco.
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Leopoldo Domínguez descansa ya en santa paz. La Calaca tilica y flaca no lo encontraba hasta que le dijeron que en Tepic se le conocía como Polo, entonces, dijo La Parka, de todos modos me lo llevo sin maldad y sin dolo, porque en el más allá me hacen falta baches y, si con ellos no puede Polo, pues que cargue con ellos, la huesuda pensólo. Ahora la tumba de Polo luce seca y sin ningún gladiolo, porque no hay agua para regarla y ni siquiera le llega la orina de un pipiolo.
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En una tumba fría reposan los restos de Raúl Mejía, pues se fue sin pensarlo un triste día, cargando la preocupación porque al campo le afecta cada vez más la época de sequía. Dejó un gran legado Raúl Mejía con la esperanza de que se aplique algún día. Su sepulcro cada mañana el sereno lo rocía haciendo su alrededor florecer cada día.
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En lo alto del cementerio en una tumba grandota, descansa el cuerpo de Manuel Cota. Los campesinos le lloran porque La Parka no entendió que la ayuda para ellos aún era poca. Me lo llevo, les dijo la Calaca, porque a los campesinos del más allá también apoyo les toca y quién mejor que este líder que tanto aquí como allá, todo campesino lo evoca.