CON PRECAUCIÓN: Servidor sindicalista

Por
Sergio Mejía Cano

04 / Noviembre / 2015

Es curioso que se nombre como líder a una persona que en realidad no tiene ningún liderazgo en lo absoluto, que si está al frente de una organización sindical, política, musical, etcétera, no es precisamente porque sepa más que sus representados en sus rubros respectivos, sino porque muchas de las veces se auto impuso como líder o lo pusieron ahí y sus supuestos representados no tuvieron más que apechugar y aguantar.

El dirigente sindical del Sindicato Ferrocarrilero de la República Mexicana, Víctor Félix Flores Morales, ya hace tiempo que está demandado civil y penalmente por varios sectores de extrabajadores, así como jubilados de Ferrocarriles Nacionales de México, y sigue tan campante a pesar de haber, se dice, al menos 14 mil demandas en su contra y varios laudos en contra de este líder ferrocarrilero. Pero, ¿en verdad es un líder nato? Para nada. Después del asesinato del entonces Secretario General del STFRM, Praxedis Fraustro Esquivel, en 1993 y luego de un corto periodo que ocupó como secretario el señor Jorge Peralta Vargas, en 1995 Víctor Flores se hizo del poder del STFRM y, a pesar de que en su campaña de proselitismo decía y afirmaba que como era muy democrático, nada más ocuparía el puesto de secretario general por un periodo de seis años; sin embargo, sigue ahí y seguirá hasta el año 2018. Y no es un líder nato porque la mayoría de los ferrocarrileros en activo y jubilados nunca lo han querido, pero aun así sigue aferrado al poder que le otorga la dirigencia de su sindicato.

Y a propósito de los jubilados, en el año 2000 se reformaron los estatutos sindicales en donde se reconocen como miembros del mismo a trabajadores en activo únicamente, quedando fuera los jubilados, es decir, que ya no pertenecen al STFRM; sin embargo, dicho sindicato todavía les sigue descontando cuotas sindicales y un seguro de vida que anteriormente se le denominaba como Previsión Obrera, y esto de cobrarle cuotas sindicales a los jubilados, por un laudo que ganó una agrupación de jubilados del Distrito Federal, ya lo tiene prohibido, pero sigue quitándoles esas cuotas que son alrededor de $45.00 pesos por jubilado y hay un estimado de al menos 30 mil jubilados ferrocarrileros a nivel nacional. Así que tal vez no sea fácil dejar ir lo que se acumula de esas cuotas ahora mal habidas.
Y con Víctor Flores Morales, pasa algo similar como ocurre con la mayoría de los líderes sindicales: No sabe prácticamente nada del oficio que dice representar. Y de acuerdo al portal de internet de Sin embargo, que reproduce un reportaje del Diario de San Luis, se dice que como trabajador activo de Ferrocarriles Nacionales de México lo fue de 1970 a 1974 trabajando como llamador de tripulaciones y alternando como guardacrucero, y de ahí consiguió un puesto en la sección 28 de Veracruz, y ya para 1975 ya era representante por ajustes por trenes, sin ser trenista.

Pero le llaman líder, igual como le llamaron en su tiempo a doña Elba Esther Gordillo Morales, caída del mecate por el momento, quien quizás ni profesora sea, mucho menos maestra y, si ostenta algún título como tal, posiblemente lo haya obtenido con alguna artimaña y si lo obtuvo de buena lid, es poco probable que haya ejercido como tal. Y así como estos líderes está por ejemplo el líder de los mineros, hoy en desgracia también, Napoleón Gómez Urrutia, de quien se afirma que jamás ha extraído un puño de tierra de alguna mina, o como Carlos Romero Deschamps, el que tal vez jamás haya manchado sus manos con chapopote, ya no se diga su ropa. También está el líder de los telefonistas de los que muchos de ellos no se imaginan a su líder sindical Francisco Juárez trepado en un poste tendiendo cables o haciendo conexiones telefónicas.
¿Alguien aquí en Tepic y todo el estado de Nayarit se habrá imaginado alguna vez a don Liberato Montenegro Villa y su prole impartiendo clases en un aula?

Hay personas que desde que entran a trabajar en lo que sea, pero que haya sindicato, su mira está puesta desde el primer instante en convertirse en un servidor sindicalista, porque sabe que de engancharse y ser aceptado, jamás trabajará y ganará mucho económicamente, pues no por nada todos los que maman de las ubres sindicales viven y están mejor económicamente que cualquiera otro de los agremiados que se dedican únicamente a trabajar en su profesión, para ganarse el sueldo con su trabajo y no con el de los demás.

Hay un dicho que reza que Gavilán que suelta presa no vale nada. Así los líderes sindicales.