Palestra

Por Gilberto Cervantes Rivera, poeta de Cucharas

06 / Enero / 2016

Pepe Espinoza llamado a jefaturar próxima legislatura Se va, se va, se va, se fue a la ñonga. La narración de un partido de beisbol le costó la chamba a un locutor; se entusiasmó demasiado, le faltó mesura, tolerancia con el público. Esta anécdota me la contó muchísimas veces el extinto periodista Miguel Soto Cebreros, quien aprendió a sortear los problemas y necesidades que genera la vida, con pragmatismo. En la profesión nuestra, no siempre hay dinero, por ello miguelito lo resolvía aceptando mandado, verduras, carne; en su casa nunca faltó la comida gracias a que cobraba en especie también. Miguelito, como yo lo llamaba, murió antes de cumplir el año de su jubilación en radio Korita; sabe que andaba haciendo arriba de una escalera, cayó al suelo de cabeza contra una piedra. Idéntica muerte a la del padre Morelos, pintando la fachada de su iglesia de la colonia Morelos, resbaló y se fue al suelo de espalda. Ray Connif, afamado por dirigir una orquesta de fama mundial, se desnucó en la bañera; Rosario Castellanos, poetisa y no poeta como hoy les llaman a las mujeres que componen poesía, cuando tomaba la ducha, se electrocutó. Pero volvamos a miguelito Soto, el milagro de Choix, Sinaloa, dice mi padre; si hubo alguien que manejó a la perfección la historia de los artistas musicales viejos y contemporáneos, fue Soto Cebreros, el cual marcó una era con su Hora del Mercado; muy tempranito lo estábamos oyendo de lunes a viernes.
Enfrentó sin embargo, pruebas durísimas; dos de sus hijos murieron ahogados en laguna de Mora y otro más, en un accidente de motocicleta. Te he recordado miguelito, porque gente como tú no debió morir tan temprano Ayer, caminando por la calle Zacatecas, observé la finca marcada con el número 131 A; se le conoció durante años como el Edificio Cayetana, madre del también extinto licenciado Daniel Pantoja Partida, paisano mío de Huajicori, aunque siendo él titular del Registro Civil, ordenó que le hicieran otra acta, porque siempre quiso ser presidente municipal de Tecuala.
Daniel perteneció hasta su muerte, al equipo de José Félix Torres Haro, llegando a ser subsecretario general de gobierno con Don Emilio; yo no sé cómo se dieron las cosas, pero un día, se le vio trabajando en equipo con el médico Sergio Camarena Romero, el cual a la postre, le quitó el edificio Cayetana. Creo que fue en el sexenio de Rigoberto, cuando mataron al hijo de Toño Camarena; apareció con huellas de tortura, esposado y con una bala de pistola 38 especial en la nuca. Se dijo alguna vez que Jesús Antonio Sam López, a la sazón procurador general de justicia en Colima, fue quien ordenó la ejecución. Pues asómbrese, el propietario de esta finca abandonada, debe al SIAPA Tepic casi 427 mil pesos Sergio Ramírez Barba, Pica Lica, anda entusiasmado porque va a presentar en la capital de México, antes de que concluya la presente quincena, su libro Lecumberri, Tesoro Escondido, Caló penitenciario. Ahí donde ahorita es Biblioteca, Palacio Negro durante décadas, Pica Lica hablará en forma pormenorizada sobre cómo nació esta nueva obra de la picaresca, matizada con datos históricos, cuya seriedad va de acuerdo con la personalidad de dos nayaritenses distinguidos que harán la presentación del trabajo: Melquiades Sánchez, el de pinturas Comex, y Juan Antonio Echeagaray Becerra, abogado sapiente y mantenedor de los juegos florales de Santiago Ixcuintla. Pica Lica no escribe nada más porque sí, lo que narra en todos sus libros, lo ha vivido: estuvo ahí justamente cuando la gendarmería cerraba con doble llave, la entrada de Lecumberri, luego de encerrar al cantante Marco Antonio Vásquez, por abandonar al primer hijo de Isela Vega. Recluso como el que más, convivió con asesinos como Goyo Cárdenas, ratas, cinturitas y presos políticos de aquel entonces: Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Heberto Castillo, Pablo Gómez, Miguel Castro Bustos. Cómprelo si quiere leerlo, porque Sergio de eso vive PALESTRAZO: ya pronto se resuelven peticiones del SUTSEM; bien por los trabajadores, aunque para muchos pobres será una lástima, pues habiendo aprendido a comer tres veces al día, volverán al ayuno permanente a que los tiene condenados el gobierno.