CON PRECAUCIÓN: Nos alcanzó el futuro incierto

Por Sergio Mejía Cano

25 / Febrero / 2016

Si bien se dice que lo que cuenta en la vida es vivir el presente, dejando atrás el pasado tan incierto como el futuro, hay ocasiones en que más de uno se llega a preguntar qué irá o como será su vejez en caso de llegar a la tercera edad y más allá. Y hoy en día existimos buena cantidad personas que hemos llegado a dicha edad en donde casi ya no hay sorpresas de cómo es y desde luego que para muchos no es lo que se esperaba, sino todo lo contrario. Pero como se dice comúnmente: ya ni modo.

Sin embargo, así haya quien se queje porque su pensión es muy magra, también no falta quien le haga el señalamiento de que peor es nada; y si, es peor no recibir nada de pensión a que al menos caiga algún dinerito cada mes en las manos; pero lo malo es que no a todos infortunadamente. Claro que otros pensionados gozan de una buena pensión y además lograron que sus hijos estudiaran alguna carrera o tengan un buen trabajo o por lo menos algo remunerativo, y que con esto ya no se pongan a pensar en cómo le irán a hacer para comer al día siguiente, pero son los menos, porque la gran mayoría de quienes han alcanzado la mayoría de edad adulta están pasando las de Caín, así sea con una magra pensión o jubilación, pero por desgracia existen infinidad de personas que cuando pensaron en el futuro, este ya los había alcanzado y ya ni cómo hacerle para cotizar y hacerse de una pensión por mínima que esta fuera.

En esta situación de no contar con una pensión ni ninguna entrada de dinero, aunado a que prácticamente es casi imposible encontrar algún trabajo debido a la avanzada edad, hay mucha gente sobre todo en trabajadores del campo en que el tiempo se les fue volando y cuando menos pensaron hoy ya muchos no pueden trabajar y que con pesar ven que sus hijos posiblemente acaben igual que ellos al quedarse a seguir las labores del campo igual que ellos. Y casi en las mismas condiciones están quienes se dedicaron a la llamada economía informal, a ser comerciantes por su propia cuenta; y si bien entre esta clase de personas hay quien adquirió un seguro facultativo pagándolo por su cuenta para él y su familia y así estar cotizando para la posible pensión, es doloroso reconocer que también hay comerciantes ya sea ambulantes, informales o hasta establecidos, que se mostraron en su momento o siguen renuentes en comprar alguno de esos seguros facultativos, confiando quizá que si les está yendo bien tendrán para pagar médico y medicinas en forma particular, pero como se dice comúnmente: uno nunca sabe.

Y en la misma forma podrían estar muchas de las personas que se dedicaron a trabajar por su cuenta en la construcción o hacer trabajos de fontanería, de mecánica, trabajos menores de albañilería y que nunca se preocuparon o que si lo hicieron en su momento, jamás les alcanzó el dinero para asegurarse y así cotizar para en caso de llegar a la senectud, tener al menos un colchón, si no muy mullido que digamos, colchón al menos. O como muchos cargadores y descargadores de bultos que se alquilan momentáneamente para estos menesteres y no pedir que los asegure la persona a quien le cargan o descargan mercancía.

Cuando se concesionó el ferrocarril, buena parte de la planta laboral quedó sin trabajo, y muchos no sabíamos hacer nada de nada más que treparnos al tren; sin embargo, desde luego que no se generaliza, ya que hubo compañeros que sí sabían hacer muchas cosas como de mecánica y albañilería principalmente, otros se metieron a comerciantes ya sea establecidos o ranchando ofreciendo frutas y verduras tanto en las calles de Tepic o en sus alrededores de la zona rural. Cierta vez al encontrar a uno de ellos la pregunta necesaria fue si estaba pagando un seguro facultativo, a lo que respondió que ya no, porque con la reforma al IMSS se habían puesto muy caros, pues antes con una sola cantidad que pagaba anualmente, quedaba asegurado él y su familia, así como los adultos mayores que dependieran de él; pero que cuando se hizo dicha reforma sobre los seguros, lo que pagaba por toda la familia antes, ahora lo tenía que pagar por todos y cada uno de sus familiares y al parecer cada mes y no cada año como anteriormente lo hacía. Y hoy que el futuro nos alcanzó, me ha tocado ver a muchos de estos compañeros que, a algunos sí se les han reconocido las semanas cotizadas en el ferrocarril, pero otros no alcanzaron las 500 que solicita el IMSS.

Pero esto ya es pasado; lo preocupante es para las nuevas generaciones que posiblemente lleguen a estar peor aún.