Un tal David bajo la lluvia

09 / Marzo / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

Posiblemente muchas señoras sacaron el paraguas para protegerse del sol, pero más sirvió para enfrentar la lluvia que se hizo presente este martes.

Como una intrusa en un mes en que no suele llover, que por ratos parecía más una tormenta de julio que una cabañuela de noviembre, hizo correr a varios hasta encontrar refugio bajo la marquesina de algún negocio.

Y así como se calmaba un rato, volvía a reaparecer para sorpresa de los apresurados peatones, renuentes a una mojadita.

Pero no todos lo sentían así. David Rivera Bañuelos le encontró un lado positivo al cambiante estado del tiempo: al menos uno se refresca, allá en Ruiz ya está haciendo mucho calor.

En su camisa azul era notoria la parte mojada, en los hombros y en la zona alta de la espalda.

Guiándose con un bastón, Rivera, de 52 años, ve poco: nada más la silueta y los colores fuertes.

Todos los días por la mañana llega de Ruiz – a veces hay quienes me apoyan con los pasajes- y trabaja en el centro de Tepic, solicitando alguna moneda.

Del estado de las calles, dice, ya me impuse, tanto por las dificultades en las banquetas como para sobreponerse a objetos colgados afuera de muchos negocios. Todos nos podemos caer: los que ven y los que no vemos.

Pero este mediodía de martes, David Rivera contrasta con los tantos apresurados por la tormenta. Para él, correr lo expondría al peligro, a impactarse con algún objeto, a ser atropellado. Y ahí continúa al mismo ritmo de andar, mojándose y pisando charcos.

No soy ofensivo. Si la gente me puede dar, les doy las gracias, y si no puede, también.

La lluvia de este martes no lo detiene.

Por las tardes, después de su trabajo en Tepic, regresa a Ruiz.