Sentados en una nube estarán Juan Diego Tarabay y El Cocoy Torres Zamora

12 / Abril / 2016

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Mi gusto por el periodismo se dio a raíz de que me gustaba mucho el deporte en mis años mozos y me sigue gustando, nada más que los años que ya cargo a mis espaldas me hacen casi imposible la práctica del beisbol y la del boxeo, que eran mis pasiones.

Sin embargo allá por los años 80s, al tener de vecino al profesor Roberto Arce Burgueño, quien entonces escribía en los periódicos La Voz de Santiago y Vanguardia, le propuse que leyera unas crónicas escritas por mi persona relacionadas con el beisbol. El profesor luego de leerlas me dijo que estaban bien y que se las diera para publicarlas en el periódico la Voz de Santiago, por lo que yo esperaba con ansias los días en que el periódico saliera para leer mis notas que yo había escrito pero que el profesor Burgueño las firmaba como de su autoría. En aquellos años el profe Burgueño tenía el seudónimo de Don Fanático; hasta que un buen día me arme de valor y me apersone con el Pupú Sánchez Carvajal, quien era el director general y fue así como comencé a dar mis primeros pasos en el argot del periodismo. Hasta que al paso de los años el pupú me dijo que si quería hacerme cargo de la edición total del periódico ya no con un sueldo de 10 pesos semanales sino de 60 pesos por edición.

Así comencé en este oficio, donde además de ser el responsable del periódico La Voz de Santiago, siendo síndico municipal de la capital del estado José Torres Zamora, en el periodo administrativo del Gordo Rivas.

Cocoy me mandó llamar para decirme que estaba harto de mandar buscar -regularmente a la Cabaña- a Juan Diego Ahumada Lara, quien era el titular del bisemanario, para que fuera a trabajar, ya para entonces La Voz de Santiago, estaba en sus últimos días luego del pleito que sostenía José Luís Sánchez Carvajal con la Secretaria de Hacienda y con el Seguro Social, por lo que no tuve problema para aceptar la oferta de trabajo luego que iba a ganar 120 pesos semanales. Cocoy me había dicho que yo me haría cargo del Diario de Aztlán, aquí en Santiago, y él del periódico El Cotidiano, en Tepic.

Para entonces, como hasta ahora, compartía mi trabajo en el periódico Vanguardia, con don Manuel Narváez Ávalos, de director general, después de que José tuviera serios problemas de adicción -de los que afortunadamente salió adelante a Dios gracias-. Renuncie al empleo, ya que para entonces me ofreció trabajo como director de la corresponsalía aquí en Santiago, Edgar Arellano Ontiveros, el Pipiripau, trabajando durante 6 años en el periódico Express; pasando más tarde a la dirección de la corresponsalía de Gente y Poder, desde hace 8 años.

Quise hacer esta pequeña remembranza para tocar el tema del fallecimiento de mi amigo Cocoy, muerte que lamento profundamente al haber pasado altibajos en el tiempo que fue mi patrón, ya que hubo días en que no teníamos para el papel de impresión de periódico, otras veces nos faltaba la película, y hasta la luz nos llegaron a cortar; claro que ya no eran los tiempos de la sindicatura del Cocoy, mucho menos fueron los días en los que fue jefe de prensa en el último año de don Emilio M González. Hubo en cambio otros días de bohemia pura, ya que el Cocoy era afecto a declamar poesías, por lo que las tertulias de aniversario del periódico el Diario de Aztlán eran los días perfectos para pasarlos en bohemia.

Hoy el Cocoy se nos ha ido, pero seguro estoy que allá arriba lo están esperando el propio Juan Diego Ahumada Lara y el buen amigo Andrés Tarabay, quienes seguramente luego de los saludos de rigor se sentarán en alguna nube para presenciar los comicios del 2017; imagino a Tarabay con sus acostumbrados hándicaps políticos. Descanse en paz, mi amigo y patrón José Torres Zamora.