1815, Generalísimo Morelos en Ario

15 / Abril / 2016

Por: Ángel Carbajal Aguilar

Don José Maria Morelos y Pavón había escogido al pueblo de Ario, hoy de Rosales, en honor a su compañero de lucha independiente, Mariscal Víctor Rosales, los motivos eran, la bravura y lealtad de los Arienses, por ser un punto estratégico con amplia explanada y rodeado de defensas naturales, además de tener entronques con varios caminos del vasto territorio dominado por la insurgencia.

Miembros del Congreso se habían trasladado a Ario, señalado por el Generalísimo Morelos a Ario por los motivos antes expuestos y el doctor Coss había instalado la imprenta en una casa de Ario situada en la esquina que ahora llevan el nombre de Hidalgo y Rayón, en la que imprimía las proclamas del Gobierno, en una de ellas fechada el 9 de febrero de 1815, alerta al pueblo a que no se dejen sorprender por un plan de intrigas que ha puesto al pueblo en marcha el régimen virreinal, para dividir a los insurgentes, éste documento, que se exhibe en el salón de acuerdos del Ayuntamiento de Ario dice a la letra:

El Supremo Gobierno Mexicano a sus Conciudadanos

En correspondencia que se ha interceptado, y dirigía Cruz a Calleja, se contiene, entre otras cosas, un plan de intrigas y seducción para disponer entre sí los ánimos de los principales Jefes Americanos, con el fin de evitar una desavenencia general que termine en anarquía, inspirando celos, resentimientos y desconfianza hacia el sistema de nuestra Constitución Provisional, por medio de sujetos que decididos a nuestro partido inculquen reflexiones capaces de alucinar a los incautos, impeliéndolos por motivos de adhesión a nuestra justa causa, y deseo de que triunfe la Independencia, entre tanto que los pérfidos brindan a los comandantes Americanos con la continuación de sus empleos y algunas otras gratificaciones, con tal de que muden de partido. Estos astutos enemigos de la Patria desesperados de llevar adelante por las armas sus inicuas miras de opresión, y convencidos plenamente, de que el establecimiento del orden y buen gobierno les hace una guerra más activa que los ejércitos, y es principalmente a quien podemos deber algún día la victoria, no omiten dirigencia alguna para evitar los gloriosos resultados de nuestro nuevo sistema, pretendiendo destruirlo en sus principios, y que vuelva a la antigua confusión, en que acuchillándonos nosotros mismos, tenga la Nación un desenlace conforme a sus perversas intenciones, como si los hombres de honor y los jefes de talento que mueven al presente esta gran máquina, fueran susceptibles de ideas rateras, y no tuvieran bastante generosidad y nobleza para unirse íntima y fraternalmente a un mismo objeto sofocando sentimientos peligrosos y produciendo con prudencia y buena fe sus objeciones cuando tengan que hacer algunas, satisfechos de que nuestras corporaciones todas desean y agradecen que se les ilustre, que está dispuesto a hacer cada día las Reformas que les sugiera el talento y recia intención de sus hermanos. Por tanto este Supremo Gobierno, celoso siempre e infatigable por la prosperidad de sus Conciudadanos, previenen a todos, especialmente a los jefes políticos y militares de todas clases, doblen su vigilancia en tiempos tan peligrosos y con la prudencia y patriotismo que tienen tan bien acreditados, ingieran, si en sus respectivas demarcaciones hay algunos agentes de los enemigos perturbadores de la paz pública, disfrazados con la capa de buenos y celosos patriotas y procuren con la circunspección necesario en asuntos de tanta gravedad e importancia conducirse de modo que queden burlados y escarmentados los seductores, dando cuenta a esta superioridad con lo que ocurriere, y practicaren en cumplimiento de sus deberes, para impedir la ejecución de tan detestable plan, y precaver oportunamente sus espantosos resultados.

Palacio Nacional del Supremo Gobierno Mexicano en Ario, Febrero 9 de 1815.

José Maria Liceaga, presidente. José Maria Morelos, José Maria Coss. Remigio Garza, Secretario de Gobierno.

El 16 del propio mes se lanzó otra proclama, esta será, para una segunda nota.

(Tomado de la Monografía de Ario de Rosales, Michoacán)