Numinor : Desayuno de ‘Grados Filosóficos’

Ángel Agustín Almanza Aguilar

10 / Mayo / 2016

Ese sábado me levanté con una sorpresa: teníamos de visita a un gran amigo, al cual tenía varios años sin verlo. Después de los protocolarios y consabidos rituales de anfitrión e invitado, desayunando con un aromático café colombiano, se tocó el tema de sus andanzas: era masón Y –obvio- la curiosidad de su opinión sobre la fé cristiana y la razón filosófica surgió ipso facto. Para esto inició de diálogo con unos comentarios y observaciones, tales como aquella anécdota histórica de cuando, en los tiempos de la revolución francesa -(la Ilustración, los Enciclopedistas, etc.)- la ‘Diosa Razón’ fue coronada en el interior de la catedral gótica de Notre Dame y, al par, la opinión que la iglesia papal tiene dela masonería: la teoría y la práctica de la masonería son inconciliables con la iglesia, que es la natural enemiga de sus errores e materia de moral y en la concepción de Dios y el alma La Santa Sede, en cuanto percibió el carácter antirreligioso de la masonería, excomulgó a los miembros con la carta apostólicas ‘In Eminenti’ de Clemente XII (1738), y luego extendió la condena a todas las asociaciones vinculadas con la masonería de cualquier rito y nacionalidad.

-Se trata, estimado amigo, de desenmascarar a todo grupo y organización fanatizante, en este caso a ese reino dictatorial que subyuga a las mentes con sus dogmas; tú mismo has leído sobre la clase de jerarcas que son, y allí está el asunto de esos líderes religiosos ‘cristianos’ que abusaron sexualmente de niños-, me dijo.

-Sí, es cierto. Pero creo que ustedes confunden ‘catolicismo’ con ‘cristianismo’. Déjame explicarme. La palabra ‘católico’ significa, como sabemos, ‘universal’, y no creo que los sea, porque no abarca todo el universo -¿qué pensarían, en el caso, al respecto, otras inteligencias de otros mundos?-. Ahora ese de que quien no pertenezca a ella está de manera irremediable ‘condenado’ a las horrendas y ‘justicieras’ llamas del infierno, pues como que es ya anacrónico. Ustedes, pues, consideran al papado como una impostura. En cuanto al cristianismo me atengo a lo escrito en el evangelio, según se lee en Juan IV, 21, 23-24: la hora viene cuando ni en Jerusalén adoréis al Padre los verdaderos adoradores adorarán en Espíritu el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu, y los que le adoran, en Espíritu y en Verdad es necesario que adoren. Bueno, te digo esto por eso de que no se cansan de mencionar a su ‘Gran Arquitecto del Universo’, que entiendo por ello a una suprema inteligencia, única y eterna, creadora de todo lo existente, y que llamamos Dios.

-La fé, la fé, la fé Esto me hace recordar lo que señalaba un maestro, grado 33 del rito escocés antiguo y aceptado. Decía que hay graves impedimentos para percibir con claridad el verdadero saber, y tales son –precisamente- los dogmas, las creencias, los mitos y la misma fé, y ello comprende el conocimiento de ese ‘Dios’. El compromiso de un iniciado es desterrar todo reducto de explicación teológica o metafísica. La vieja tesis de que no hay poder que no provenga de Dios ha sido superada por el desarrollo del pensamiento en nuestros Cuerpos Filosóficos.

-Entonces, ¿Cristo Jesús es un mito? ¿Lo niegan, no es verdad?

Guardó silencio y me miró como con lástima, por mi supuesta poca elevación de conciencia ‘filosófica’. Pero volví a la carga:

-Oye, ¿y qué opinas de eso del texto de los ‘Protocolos de los Sabios de Sión?

-Bueno, me retiro, tengo muchas cosas que hacer: fue un placer volverte a saludar.

-¡Que Dios te bendiga, buen alarife!-, le contesté, y volví la mirada a los libros de Fulcanelli