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Numinor: ¿Tienen razón los masones en sospechar del Papado?
Ángel Agustín Almanza Aguilar
23 / Mayo / 2016
Si el clero católico creyera real y honestamente en la existencia del ‘infierno’, ¿habría cometido esas atrocidades históricas como por ejemplo, la Inquisición o, recientemente, los asquerosos actos de pederastia con inocentes niños?...
Cada día cobra más credibilidad la afirmación de sesudos investigadores e historiadores de la iglesia papal sobre que varios textos bíblicos, del Antiguo y Nuevo Testamento, fueron manipulados y distorsionados por elementos del Vaticano, como sería aquello del Tu eres Pedro y sobre ti edificaré mi iglesia.
Charles Guignebert, en su libro ‘El Cristianismo Medieval y Moderno, nos habla de los orígenes del Papado sobre la doctrina ortodoxa de tal naturaleza, de la primacía del obispo de Roma en los primeros siglos, y la evolución gubernamental de la Iglesia hacia una monarquía, junto con esa ‘complicidad’ de los textos evangélicos; de las falsedades jurídicas y las falsas decretales, de la propaganda de los monjes en su favor de la impostura papal.
Los teólogos católicos profesan, en lo concerniente a los orígenes del Papado, una doctrina que puede llamarse de fé, no dice, y que la ortodoxia está en aceptar, sin duda alguna, en que el propio Cristo determinó el lugar y la función del Pontífice en la economía de la Iglesia la verdad histórica difiere sensiblemente de esta teoría tendenciosa. Que Cristo no quiso fundar la Iglesia Católica, Apostólica y Romana es una verdad tan incontestable que es inútil demostrarla El Papado de una creación de los hombres, afirma nuestro autor (pág. 39-40).
El Obispo de Roma no cuenta con apoyo histórico, con textos y documentos confiables, en su pretensión de ostentarse como el único y verdadero representante de Dios y Cristo en este planeta (ibídem, pág. 40). Agreguemos a este el que muchas mentalidades con elevado grado de conciencia rechazan, de plano, la doctrina-dogma de la ‘infalibilidad’ papal.
Se vé que la Iglesia Romano Papal se encuentra en grave crisis existencial; aún están abiertas las heridas infringidas contra el libre pensamiento, el recuerdo de la ‘santanica’ ‘Santa’ inquisición, el juicio al buen Galileo Galilei y lo de Giordano Bruno, la nefasta y cínica venta de indulgencias, sus contactos con la Mafia Masónica (véase ‘Contacto en el Vaticano’, de Richard Hammer, y ‘En el Nombre de Dios’, de David Yallop), etc., etc
Los judíos –el pueblo elegido de Jehová- aún siguen con el rencor hacia el Papa Pio XII quien, frente al dolor producido por el genocidio nazi en su contra, permaneciera mirando a otro lado y no interviniera para detener y denunciar ese infierno al que fueron sometidos en la II Guerra Mundial. El Papa Juan Pablo II pidió perdón público ante ellos en su viaje a Tierra Santa, allá en abril del año dos mil, sin embargo después de ese evento regresó al Vaticano para la ceremonia de beatificación del Papa Pio IX, el pontífice más antisemita que ha existido
En el palacio real del Vaticano reinaron rameras: durante la primera mitad del siglo X, el Papado parecía haber caído en el último grado de envilecimiento: fue entonces cuando dos cortesanas dispusieron de la mitra episcopal en favor de sus amantes o de sus bastardos (Guignebert, op. Cit., pág. 58).
GARAJE: Si uno le pregunta a un fiel católico sobre el origen del papado, de su iglesia, lo más seguro es que conteste que no lo sabe, pero eso sí, no duda de las doctrinas dogmáticas que predican los jerarcas del Vaticano. Ahora que, a fuer de ser sinceros, este asunto se dá también en todas esas otras sectas que –con diferentes nombres- aducen ser las únicas y verdaderas. ¡Todo un caos religioso!