CON PRECAUCIÓN: El paraíso de las drogas

Por Sergio Mejía Cano

31 / Mayo / 2016

Si una persona drogadicta aparentemente vive en el paraíso al estar en más de ocho sentidos corporales, en cierto momento esto puede tornarse vivir en el peor de los mundos no nada más para quien se aficiona a las drogas, sino para familiares, amigos y conocidos; y no solo por los problemas que les pudiera causar debido a su adicción, sino por lo que le podría generar después en caso de ser internado para su rehabilitación en alguno de los tantos albergues que han surgido en Tepic con el supuesto fin de hacer entrar en razón a quienes se drogan con todo tipo de estupefacientes o lo que sea, con tal de que los desconecte del mundo real.

El pasado 19 de mayo, aparece una noticia en el portal de internet de Notisistema. com, en donde se informa que gracias a una mujer que presentó una queja ante las autoridades correspondientes, se había descubierto una casa de rehabilitación en el municipio de Tonalá, en el vecino estado de Jalisco, denominada Despertar Espiritual, en donde se hacinaban 272 personas entre mujeres, varones y menores de edad que vivían ahí en condiciones por demás deplorables. La queja de la señora fue porque no le dejaban ver a un familiar que tenía ahí internado diciéndole cada vez que preguntaba que su familiar estaba bien, y que dejara su cuota para seguir atendiendo a dicha persona que estaba ahí internada.

Según la nota y reportaje más amplio posterior firmado por el reportero Ricardo Camarena, añade que esas 270 personas habían sido rescatadas de dicho albergue entregándolos a sus familiares respectivos; pero, que hubo algunos de los internos que tenían orden de aprehensión, por lo que se harían las investigaciones correspondientes al respecto. Y de acuerdo a dicho reportaje, las autoridades jaliscienses se comprometieron a buscar más de estos alberques y que por cierto, el recién descubierto operaba en forma ilegal al no estar registrado ante las instancias en que debería estarlo. Y sigue la nota diciendo que se habían descubierto más casas trabajando en condiciones similares de hacinamiento y hasta peores, siendo la práctica común la tortura de los internos, así como castigos infrahumanos y desde luego, el común denominador: comida echada a perder y hasta con gusanos; agua embotellada para beber no se encontró en ninguno de estos albergues para consumo de los internos, que si acaso, había uno o dos garrafones que eran exclusivamente para los encargados de las casas de rehabilitación.

Como cosa coincidente, en el portal de nnc.mx, el día 28 de este mismo mes de mayo, aparece una nota informando sobre las torturas que había recibido durante dos meses y medio un joven procedente del municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit, en una casa de rehabilitación denominada Aprendiendo a vivir en Cristo, ubicada en la colonia H. Casas, al poniente de la capital nayarita. Y la noticia se dio casi en forma similar que la de Tonalá, Jalisco: por la queja de una persona porque no la dejaban ver al joven con el pretexto de que iba avanzando en su recuperación y que por lo mismo debería estar un tiempo más internado. Y de acuerdo a esta nota, el mismo joven santiaguense cuenta su desventura en donde da santo y seña de todas las anomalías que ahí se cometen en contra de los internos, en donde resalta que prácticamente, los hacen comer sus mismos excrementos al no haber agua o no permitirles lavar las manos después de defecar y más, porque les dan cinco cuadritos de papel sanitario para limpiarse.

Se entiende que el común denominador de estos albergues para rehabilitación de alcohólicos y drogadictos es que por lo regular se ostentan con nombres referentes a la religiosidad, tal vez con la finalidad de que la gene piense que los internos estarán buscando la Divinidad, de acuerdo al concepto que tengan de ella, en la mayor espiritualidad guiada por seres celestiales; sin embargo, todo indica que es al contrario y que si en la Edad Media se dice que se caracterizaba por cámaras de tortura, en pleno siglo XXI y en un país que se considera Laico, predominan casos similares a aquella época.

Desde luego que no todos los albergues de este tipo puedan funcionar en forma parecida, ya que los hay para gente pudiente que en caso de que su familiar al que internen sufra algún tipo de tortura, los encargados no se la acabarían con las demandas judiciales; pero las destinadas a gente sin recursos, son al parecer y como comúnmente se dice: sucursales del infierno. ¿Habrá peor infierno que estos? Pero en fin. Sea pues. Vale.