Numinor> El Extraño Viejo de la Cafetería de la Plaza Bicentenario de Tepic

Ángel Agustín Almanza Aguilar

02 / Junio / 2016

-Todo el Universo es mente, espíritu, y la energía y la materia están subordinados al imperio de aquello. Esto, supongo lo tienen siempre presente ustedes, que buscan pulir su bruta piedra con medida y número, al emprender su búsqueda, sus investigaciones, del orden que sea-, nos dijo aquel anciano con cara de niño esta nubosa y lloviznosa tarde en aquella cafetería de la plaza Bicentenario de la ciudad.

-Existe -continuó nuestro singular personaje- una Unidad Eterna y Suprema en todo el Cosmos, en todas las dimensiones existentes, ya visibles ya invisibles, porque existe un plano de lo invisible, son puerteas Esto de hecho ya ha sido digerido por algunos locos. Ahora bien; observarán que palpamos y contemplamos a cada instante una dualidad en todo lo que nos rodea. Pero esa dualidad conlleva, como síntesis y causa, una unidad. Estoy hablando del principio de polaridad, de dos naturalezas semejantes, pero distintas a la vez. Tomemos como ejemplo básico, a nuestra especie: no hay más que hombre y hembra (lo demás es antinatural).

Así también un arriba y un abajo; la materia y la energía, lo fijo y lo volátil

-¿Algo que implique aquello de: ha llegado a ser como uno de nosotros?-, inquirió un doctor, al mismo tiempo que se abrigaba.

-El espíritu universal lo es todo; es un fuego divino que yace dormido en nosotros, en nuestra materia corporal, en todo ser viviente. La verdadera tarea, la verdadera misión, la Real Obra, en nosotros, aquí en este plano, es poner en acción esa luz ígnea, y aquí se requiere sutil ingenio-, dejo la palabra para dar un largo sorbo a su jugo de zanahoria y apio.

-¿Una Real Obra?-, inquirió el ingeniero.

-Sí, hablo de un arte y una ciencia que nos despierte un estado superior de conciencia, donde la mente contemple realidades antes desconocidas. Recordemos que la cultura es un saber encontrar lo que no se sabe-. Nos miró, y sonrió.

-Oiga –le dije-, ¿usted no fuma Tonaya u otras extrañas hierbas? Porque suena marciano.

-¡Ja!-. Ahora rió a carcajada batiente, como buen estoico-. Amigo mío, hay un nivel de realidad que es muy distinto al cotidiano en que nos movemos a cada instante. Algún día comprenderás Te haré una simple pregunta: ¿la casualidad existe? Contéstame después. Doctor, ¡qué significa para usted el caduceo, aparte de ser el clásico símbolo de la medicina? Es, ante todo un signo hermético. Dá la idea de equilibrio y armonía entre dos elementos opuestos. La esfera alada como corona La esfera dá otra idea, la del círculo, la del cero matemático, cifra que, reducida al máximo, nos dá el punto. El cero puede ser un todo o una nada, depende de la colocación del punto. ¿Qué es esto? Pues que, al estar esa esfera alada en la cima del cetro-vara, nos dice que hubo un triunfo, que se logró salud, curación; que se venció la enfermedad-caos de elementos y se obtuvo el cosmos-orden.

-No le entiendo nada-, volví a aparecer en escena.

-Algún día comprenderás-, enfatizó.

Comenzó a arreciar la lluvia y saltamos a refugiarnos al interior del negocio y fue cuando entonces nos dimos cuenta que el viejo-joven se había ido u sólo estaba su vaso vacío en aquella mesa redonda de las afueras. Y ya no lo hemos visto, pero en aquel momento a la una nos volteamos a ver y nos preguntamos de quién era conocido o amigo ese personaje ¡De nadie!

Un grito nos volvió a la cruel realidad, y era del dueño del negocio: ¿Quien vá a pagar la cuenta? ¡No le hagan al loco!