Estado de los estados: Crimen infiltró elecciones

Por: Lilia Arellano

02 / Junio / 2016

Ciudad de México.- El primer minuto de este día puso fin a la etapa de campañas en 14 puntos geográficos del país, 13 entidades y la Ciudad de México. De este periodo pueden hacerse una y mil señalizaciones, sin embargo, lo preocupante por encima de cualquiera de ellas tiene relación directa con la mafia, con el narcotráfico, con la complicidad existente entre estos grupos y las autoridades de los tres niveles de gobierno. No es fácil aceptar y mucho menos comprobar, estando fuera de ese círculo, el grado de penetración existente entre unos y otros. Cómo corren las infiltraciones es todo un misterio. Se sabía eran grupos especiales policíacos los capacitados para infiltrarse dentro de las mafias, incluso en sus máximas jerarquías con el fin de desmembrarlas. Hoy todo es diferente, no se les combate, se crean sociedades y son los delincuentes quienes cobran en la nómina de las autoridades. El México bizarro en todo su esplendor.

Hablar con toda naturalidad del famoso Triángulo Dorado del Narcotráfico y ubicarlo en un amplio territorio, en el comprendido por tres entidades: Durango, Chihuahua y Sinaloa, otrora semilleros agrícolas y ganaderos, forma parte del leguaje electoral dentro del cual se admite la existencia de la delincuencia organizada y de la imposición de candidatos realizada por estos grupos frente a la impotencia de dirigentes empresariales y sociales. Cuando se habla de Sinaloa, de inmediato llegan a la mente muchos nombres, El

Chapo, uno de ellos. Al referirse a Chihuahua, se establece relación inmediata con los feminicidios y, sobre Durango, emerge la figura de la muerte cruel, de las torturas, de los escondites y las fosas comunes.

Tamaulipas, en otros tiempos ubicada como una de las zonas de contrabando y cruce de indocumentados –con su respectiva carga de polleros-, es en nuestro días el punto de referencia sobre el narco más representativo. La lista denarcogobernadores revela sin rubor alguno la impunidad existente en el país, la complicidad manifiesta entre mafias y autoridades, los intereses, inclusive, dominantes dentro del vecino del Norte. Todos los cárteles de droga han fincado centro de operaciones en esa entidad. Osiel Cárdenas, Amado Carrillo, Los Zetas, Juan García Abrego, Guzmán Loera, el Güero Palma, etcétera, forman parte del historial delictivo estatal, del registro desde el cual parten los antecedentes de la violencia imperante en esas tierras.

Cavazos Lerma, Yarrington, El Geño Hernández Flores, cuentan con señalamientos muy graves hechos no sólo en territorio mexicano sino en los Estados Unidos. Sin embargo, el partido en el cual han militado les tiende una red de protección llevada al extremo de convertirlos de delincuentes en senadores o diputados para contar con el fuero y la representatividad suficientes para no ser molestados en sus vidas o en sus patrimonios, mucho menos a causa de una investigación. Como se recordará, Rodolfo Torre Cantú fue asesinado durante la campaña por la gubernatura hace seis años, su hermano de nombre Egidio lo sustituyó en lo oficial porque la realidad revela a Tamaulipas como tierra sin gobierno, por más desfiles militares y de federales realizados a diario y en los cuales se pretende crear la percepción de un interés federal real

Para los veracruzanos el presente es tétrico. Reinan violencia, inseguridad, secuestros, crímenes. Nunca habían sobrevivido a un escenario tal, ni siquiera en aquellos tiempos en los cuales fue menester hacer llegar a don Fernando Gutiérrez Barrios a la gubernatura para imponer el orden, la disciplina, el derecho. Tomando en consideración la ubicación geográfica de Veracruz, la etapa por la que atraviesa es vital para mantener la seguridad nacional. Las actividades relacionadas con la importación de materias primas para la fabricación de drogas sintéticas y la exportación de éstas y otros estupefacientes, cuentan con el territorio ideal gracias a la conectividad existente. Siendo una tierra pródiga para todo tipo de actividades, entre las cuales pude incluirse la industria y el comercio, así como la importación y exportación, se convirtió en centro distribuidor de narcos.

Por todo lo anterior se hace necesario estudiar a fondo a quienes apenas están en la etapa de pretensión de gobernar, a fin de evitar la expansión a todos los rincones de los grupos mafiosos. Cualquier señalamiento, grande, mediano, pequeño; ligas con uno o con muchos personajes ligados a estas actividades; la denuncia sobre posesión de fortunas difícilmente comprobables hechas con el producto del trabajo, etcétera, deben dejar de verse como parte de la guerra sucia de las campañas electorales para pasar a la etapa de la acusación formal, de la cual se derivan investigaciones y se combate tanto a la delincuencia como a la corrupción, liquidando así, con juicios y sentencias, la impunidad.

En Quintana Roo se han presentado candidatos sobre cuyas trayectorias arrojan dudas. Gregorio Sánchez Martínez, como se sabe, estuvo recluido en un penal de mediana seguridad en Nayarit. Se le ligó con mafias del narco y trata de blancas. Salió libre pero no por inocencia comprobada sino por esos vericuetos en los procesos aprovechados debidamente por defensores sin oficio y si con muchos beneficios. En las últimas semanas han resultado altamente inquietantes las informaciones sobre Carlos Joaquín González, candidato de la alianza contra natura (PRI-PAN) al gobierno estatal, al revelarse relaciones del ex subsecretario de turismo con personajes ligados a la delincuencia organizada quienes, inclusive, tienen sociedad con sujetos investigados y condenados en los EU.