Cuando la mujer mata al hombre: el caso Elizabeth y Joel Fabián

* Le dictan auto de vinculación a proceso por homicidio calificado.
* Se resumió que es más probable que ella hubiera enterrado el cuchillo en la espalda de su pareja, estando atrás de él, a que ambos hubieran estado de frente y actuara en legítima defensa.

14 / Junio / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

Dos horas de audiencia el jueves nueve, y otras cuatro horas este lunes 13, apenas alcanzaron para que el juez de control Rodrigo Benítez Pérez dictara de legal -la semana pasada- la detención de Elizabeth R.G., y ahora el auto de vinculación a proceso como presunta responsable del delito de homicidio calificado en agravio de quien fuera su pareja, Joel Fabián Preciado, con las calificativas de traición y ventaja.

Joel Fabián, de 40 años, falleció la mañana del lunes seis en un domicilio del fraccionamiento Aramara en Tepic, producto de una lesión principal producida con cuchillo, en la espalda, que alcanzó la aorta descendente y el pulmón izquierdo, según puntualizó una agente ministerial.

Muerto Fabián, la única versión que se tiene del hecho es la de Elizabeth, que este lunes narró por primera vez, en una especie de diálogo y contestando las preguntas de su defensora pública.

En síntesis, habló de una discusión con quien fue su pareja aproximadamente un año, que le reclamó que no le gustaba como se comportaba. De ahí hubo más reclamos y golpes: que la pateó en el estómago, que se le echó encima, que como pudo gateó para zafarse, que volvió a atraparla y le apretó el cuello. ¡Yo no podía gritar!, exclamó Elizabeth en la audiencia y durante su declaración estuvo llorando.

Según su versión, la siguiente escena de violencia fue en la cocina de la casa de interés social.

Dijo que Fabián la sujetó del cabello hacia atrás, estando frente a ella, y como pudo y sin saber qué objeto era, tomó un cuchillo: ¡ni siquiera vi, yo no quería hacerle daño!, narró sobre el momento que le enterró el arma blanca.

De 35 años, Elizabeth marcó al número de emergencias 066. Joel Fabián ya estaba en el suelo. Recibió indicaciones por teléfono: que pusiera a la víctima en posición recta y le cubriera la herida con un trapo. Ella le sacó el cuchillo.

La transcripción del diálogo entre Elizabeth y el operador que recibió la llamada fue anexada al expediente 494/2016.

¡Regresé a decirle que se esperara, que me perdonara, que no era mi intención. No alcancé a ver dónde le iba a dar. Quería que lo ayudaran, yo no quería hacerle daño!

- ¿Por qué lo hizo?.

- Porque no podía con él. Ni siquiera vi donde le dí, nunca me imaginé que fuera a perder la vida. Yo sí lo quería y él a mi también.

La defensa presentó siete fotografías de Elizabeth, tomadas horas después de su detención. Se hizo alusión a lesiones, visiblemente menores, que no ponen en peligro la vida.

El juez de control, atendiendo al principio de no autoincriminación, explicó a la imputada que estaba en su derecho de contestar las preguntas que a continuación formularía la representación de la Fiscalía General, o bien reservarse a ello. Y optó por no contestar. Regresó a su lugar junto a sus defensoras. A un lado de ella siempre estuvo de pie un policía estatal, y otro agente en el acceso a la sala.

Previo a su intervención, la mamá de Elizabeth y una tía fueron ofrecidas como testigos, pero a la postre no tuvieron mayor impacto. Ese lunes se encontraban en la casa de la segunda, en el centro de la ciudad, y se refirieron a dos llamadas por celular realizadas por Elizabeth, pero en las que el juez estimó que en dado caso fueron posteriores al hecho en si. Por su parte, la fiscalía consideró que cuando menos la primer testigo había mentido y, en cuanto a las lesiones de la mujer, estimó que no había seguridad de que realmente se produjeron durante un pleito en pareja.

Las partes mostraron evidencia del debate central: para la agencia ministerial, Elizabeth enterró el cuchillo cuando Joel Fabián estaba de espalda, pues le hubiera resultado imposible acuchillarlo en esa parte si la sostenía del cabello y de frente, por lo que solicitó la vinculación a proceso por homicidio calificado, mientras que la defensa pública consideró que hubo una legítima defensa.

Tanto el jueves como este lunes, se trajo el informe de los primeros policías que arribaron al domicilio del suceso. Citaron que la puerta estaba abierta y podían ver a un hombre tirado que llevaba puesto un boxer azul, pero un cancel en la finca tenía llave y no podían ingresar. Mientras tanto, Elizabeth, en el interior, permitió el acceso unos 10 minutos después hasta que llegó una ambulancia de la Cruz Roja. Joel Fabián ya estaba muerto.

Su actitud no correspondía a una persona que quiere ayudar a la víctima, resumió la representación ministerial.

Y se presentaron como prueba tres fotografías del cuerpo, en diferentes ángulos, con la intención de mostrar que entre el lugar donde cayó Joel Fabián y la cocina, distante unos metros, no había sangre - como por lógica debía ser si la lesión se produjo ahí, en la cocina-, además de que el cuchillo de 26 centímetros de longitud, 15 de ellos de hoja metálica, no estaba junto a él, sino que fue localizado en el patio y debajo de un lavadero. La puerta para salir al patio fue encontrada con llave, se dijo.

Uno de los peritos que revisó el cuerpo concluyó que la trayectoria del cuchillo fue de atrás hacia adelante, de arriba abajo, y de izquierda a derecha.

Fue citada la versión de una vecina de la pareja, que refirió que hace unos dos años presenció que Elizabeth y el hombre con quien entonces vivía se lanzaban objetos entre si. El individuo decidió no volver. La vecina no habló de riñas de Elizabeth y su nueva pareja.

O se hizo referencia al testimonio de un albañil que el lunes seis, realizando trabajos en una azotea cercana, habría escuchado el reclamo de Elizabeth porque Joel aparentemente la dejaría.

Durante la audiencia se sumó una joven, hermana del ahora occiso, que dijo que sólo una vez vio a Elizabeth: había encontrado a su hermano y éste le pidió saludarla porque, le comentó, es muy celosa, puede pensar que eres otra mujer

Para la representación ministerial, no hay duda: Elizabeth atacó a Joel Fabián con ventaja, por la espalda, sin que éste lo esperara.

A su vez, la defensa consideró que Elizabeth era una víctima y que defendió su vida. Y en cuanto a las fotos que muestran lesiones aparentemente menores en la imputada, se preguntó, con ironía, si se ocupaba un tabulador para saber hasta dónde debe ser la agresión: el cuchillo lo tomó como único medio de defensa.

Además, se insistió que Elizabeth no se dio a la fuga aunque pudo hacerlo y fue ella la que pidió una ambulancia. De igual forma, se hizo alusión a una médico legista que anotó en su dictamen: riña con su pareja.

Una ministerio público remarcó: la lesión en la espalda de Joel Fabián habla por si sola. Y si él hubiera querido hacerle daño, lo hubiera logrado.

No lo hizo. En las fotos de Elizabeth no muestran una intención de dañar, apuntó.

La defensa hizo un último intento: existía un homicidio en legítima defensa, no el homicidio calificado.

Resultó evidente la búsqueda de palabras precisas del juez de control Rodrigo Benítez, al momento de dictar el auto de vinculación a proceso por el delito de homicidio calificado.

Habló de la violencia en parejas y de que, en la experiencia de tantos casos, generalmente hay una tendencia a favor de la mujer. Pero en la presente carpeta de investigación no hay indicios de que Joel Fabián hubiera sido un hombre golpeador. No se sabe que consumiera drogas o alcohol.

Estimó que lo anotado en un peritaje, sobre riña con su pareja, es una expresión que no le compete a una legista.

Benítez explicó, prácticamente para que Elizabeth lo entendiera, que lo ahí dictado no es definitivo, sino que vendrán más etapas hasta llegar a la de sentencia.

Pero por pronto, resumió, era más probable la versión de que Elizabeth estaba atrás de Joel Fabián al momento de enterrar el cuchillo, porque además debió imprimirse cierta fuerza para que el arma alcanzara profundidad, a diferencia de si ambos hubieran estado de frente y él la sujetara del cabello y la cabeza hacia atrás.

El juez dio un plazo de dos meses para el cierre de la investigación, tiempo en el que las partes podrán aportar más elementos al proceso.

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