Numinor: Chopin y el romanticismo

Ángel Agustín Almanza Aguilar

26 / Julio / 2016

Un domingo, como casi todos esos días, me dí cita en casa de mi hermano Rafael, acompañado por mi otro hermano, Germán, y me lo encontré ensayando una pieza de Federico Chopin. Ya en vivo la música adquiere otra dimensión, se hace en cierta manera más mágica, por así calificarla. Era solo una pequeña parte, y nunca había puesto atención en la obra de tal genio de la música, con sus pasajes complicados y muy sublimes. Luego nos pusimos a divagar sobre la época en que vivió este gran artista polaco del siglo XIX (1810-1842).Vivió, pues, tan solo 32 años, muy joven, y falleció de tuberculosis.

Estoy viendo una copia fotográfica del lugar donde permaneció Federico Francisco durante su enfermedad, tratando de reponerse, y es un cuartito, como una celda de cartuja, en Valldemosa, en la isla de Mayorca, acondicionado como cuarto de música. Fue contemporáneo de Mendelssohn, Belli, Liszt, Schubert, Berlioz. Liszt fue un gran amigo de nuestro personaje, ambos con temperamentos diferentes. Así, mientras Chopin era tierno, idealista y poético, aquel era impetuoso. Ambos genios llegaron a tocar juntos.

Chopin, creador incomparable de notable expresión, trazo vigoroso y singular grandiosidad, aparte de heredar de sus padres la predisposición pianística, fué iniciado en el conocimiento y el dominio del teclado por su hermana Luisa, tres años mayor que él.

Federico, a los once años, publicó dos polonesas y dedicaría su marcha militar, instrumentada y ejecutada por bandas en un desfile de la plaza de Varsovia, al gran duque Constantino. De la misma época son dos series de estudios, cuya novedad y audacia sorprendieron a los pianistas y, actualmente, se incluyen como parte esencial en los ejercicios superiores.

Chopin apareció, por primera vez, en público en 1818,y no dejaría de ser agasajado continuamente por el gobernador. Nueve años más tarde lo encontramos perfeccionándose en Eisner.

Se le ve entonces en su época de exuberancia creadora y no pasaba semana alguna sin producir; salen obras de alto nivel. En Viena y Praga prosiguen sus éxitos, que culminan al llegar a los veinte años, que es cuando se despide de su querida Varsovia, de sus padres y amigos. Una copa de plata con tierra natal fué su simbólico obsequio.

En parís conocería a Liszt, y a la que sería su gran amor, Aurora

Dupin, baronesa Dudevant, mejor conocida bajo el seudónimo literario de ‘George Sand’, con la que viviría diez años, y es la época en que su creatividad llega a la cúspide genial. Se tendrían 2 conciertos, 3 sonatas, 56 mazurcas, 12 polonesas, 14 valses, 26 preludios,4 baladas,20 nocturnos,4 scherzos, etc.

Murió en la pobreza extrema y sería sepultado en el cementerio parisiense del Pere Lachaise´, donde, después del funeral, se interpretó su ´Marcha Fúnebre. .

Por ese entonces Napoleón andaba haciendo de las suyas y era pontífice Pío IX, mientras que en España reinaba Fernando VII, y en nuestro país se daba el grito de Independencia, y, en 1836 se concretizaba la separación de Texas y la guerra con los Estados Unidos.

Es el periodo del romanticismo, que rompía con el clasicismo y el academicismo, brotando las figuras de Schiller, Heine, Coleridge, Walter Scott, Byron, Shelley, Keats, Rousseau, Madame de Stael, Chateubriand, Víctor Hugo, Gustavo Adolfo Bécquer, Zorrilla, Delacroix, etc., etc.

GARAJE: Como diría Beethoven, la música es la más alta filosofía.