Numinor: -El periplo terrestre- Cuando sea grande quiero ser niño.

Ángel Agustín Almanza Aguilar

01 / Agosto / 2016

Al igual que el anciano que evoca de buen grado sus recuerdos se detiene en las horas sobresalientes del pasado, el filósofo espera ser claro en su examen retrospectivo del hecho capital de sus esenciales preocupaciones. Su conocimiento fundamental y básico, el punto más importante donde concentra los principios más elevados de su saber, no lo encontramos en la vida, sino en la muerte.

Es la muerte –nos estaba diciendo el maestro, y nos lo repitió siempre que había oportunidad, cuando teníamos el honor y la rara oportunidad de dialogar con él en su casa de campo- donde podemos reconocer ese Punto Importante; en ese ámbito invisible de las espiritualidad pura, en el que el alma, liberada de sus vínculos, se refugia al fin de su periplo terrestre; es la Nada, en esa nada misteriosa que lo contiene todo, ausencia donde reina toda presencia, donde hay que encontrar las causas cuyos múltiples efectos nos muestra la vida En el momento en el que se declara la inercia corporal, en la hora misma en que la Naturaleza termina su labor, es cuando el sabio comienza la suya.

Inclinémonos, pues, sobre el abismo, escrutemos su profundidad, removamos las tinieblas que lo llenan, y la nada nos instruirá. El movimiento enseña poco, pero la muerte, de la que nace la vida, puede revelárnoslo todo. Ella sola detenta las llaves del laboratorio de la Naturaleza; ella sola libera el espíritu, encarcelado en el centro del cuerpo material.

A estas alturas mi mente se fue a aquellas letras de un poema:

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando como se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

El diálogo entre este servidor y aquél que se hacía llamar ‘Filósofo por el Fuego’, volvió a su cauce: Para el filósofo –retumbó estentóreamente su voz en aquél jardín primaveral, donde se veían pastar a carneros y toros, custodiados por una pareja de recién casados, una hermosa doncella y un hombre algo entrado en años para la edad de la hembra-, la muerte es simplemente la clavija maestra que une el plano material con el plano divino. Es la puerta terrestre abierta sobre el cielo, el vínculo de unión entre la Naturaleza y la Divinidad; es la cadena que ata a aquéllos que son con los que ya no son

¡Y, otra vez el viaje mental: Es necesario que Yo muera, para que tengan Vida Eterna!...El maestro helipolitano me habla de un ‘compuesto de Compuestos’, de una Cosa Doble de la suprema necesidad de una muerte material: Por ella –continuaba displicentemente exponiendo el tema-, el espíritu, imperecedero y siempre actuante, revuelve, criba, separa, limpia y purifica el cuerpo. Por ella, el Espíritu tiene la posibilidad de reunir las partes limpias y de construir con ellas su nuevo domicilio, y de transmitir, en fin, a la forma regenerada una energía que no poseía

¿Una cosa doble? Él me había asegurado que esa ‘materia prima’ está compuesta de dos naturalezas semejantes, pero son opuestas, complementarias, y que la una es ‘volátil’ mientras que la otra es ‘fija’. Recordé lo leído en el viejo libro bíblico: Contra la muerte está la vida, y de éste modo has de contemplar todas las obras del Altísimo; las veréis pareadas las unas y las otras (Eclesiástico cap. XXXIII, vers. 15).

El alma solo abandona su cuerpo para animar otro nuevo –me sonrió sin dejar de mirarme a los ojos-. El anciano de ayer es el niño de mañana. Los desparecidos se vuelven a hallar, los extraviados se aproximan y los muertos renacen.

Ya en la oficina-garaje de la casa del barrio, releí aquello de Tú lo sabes, común es a todos; el que vive debe morir, pasando de la Naturaleza a la Eternidad ¿qué temores debo tener? Yo no estimo la vida en nada mi alma (es) cosa inmortal En el cielo y en la tierra hay más de lo que puede soñar tu filosofía Existir o no existir, ésta es la cuestión Morir es dormir, ¿no más?... ¿qué sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal?... Que el vivir solo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es, hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas lo convierte la muerte ¿Qué es la vida? Un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son Amé, fui amado, el sol acarició mi faz, ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

No pude apartar de mi memoria aquel añejo estudio de mi juventud sobre la ‘Noche Oscura’, de San Juan de la Cruz.

HERMITAGE: Igne Natura Renovatur Integra/La naturaleza entera será renovada por el fuego (INRI).