Estado de los estados

Por: Lilia Arellano

05 / Octubre / 2016

Ciudad de México.- Hace unos días Peña Nieto señaló sobre la corrupción: no hay quien se atreva a arrojar la primera piedra, suponiendo, al involucrar a todos los sectores, es tan corrupto quien da una mordida para evitar pagar una infracción de tránsito que quien se hace de miles de millones de dólares a cambio de autorizaciones para saqueos, indiscriminadas ventas, contrataciones de servicios, otorgamiento de contratos de obra pública, entre muchos otros, los cuales incluyen los porcentajes por renegociaciones de la deuda y la deuda misma. El fondo aparece equivocado, no es lo mismo. Pero si se refirió a los sectores involucrados en la política o en la aplicación de las leyes, tuvo razón.

En estas mismas líneas ayer señalamos los periodos de los gobernadores panistas. Cuarenta y tres son los que han llegado a partir de la primera concertacesióngenerada bajo el mandato de Carlos Salinas. Nueve de éstos resultaron triunfadores en los comicios del pasado 5 de junio y ya cuatro rindieron protesta, el resto asumirán en breve el poder. Ocho de ellos son ex priístas, con igual formación y pensamiento con el cual se acompañan sus ex compañeros de partido. De ahí el surgimiento de muchas dudas sobre sus futuras actuaciones y la conformación de sus gabinetes terminó muy anticipadamente con la luna de miel vista al inicio de los mandatos.

Los tres mandatarios estatales surgidos de la filas de este partido en Querétaro: Ignacio Loyola Vera, Francisco Garrido Patrón y Francisco Domínguez Servién, lograron un descenso en el desarrollo de una entidad considerada bastión de nuestra historia y, por lo tanto, protegida durante muchos años por la Federación. El mantenimiento de muchos de sus edificios públicos, la incorporación de la nueva imagen urbana en la cual se concentraron pasado y presente, el crecimiento responsable en el renglón económico y la atención brindada tanto a la educación como a la salud, permitieron años de satisfacción ciudadana, hasta que se generó el deseo de un cambio y todo se trastocó. Un caso que ejemplifica la talla de las malas actuaciones y gobierno panistas está representado en la mala construcción del edificio del CRIQ demolido unas cuantas semanas después de su inauguración.

En San Luis Potosí se vivieron muchos años de lucha encabezados por un solo personaje: Salvador Nava Martínez. Sin embargo, el mal gobierno de Marcelo de los Santos empujó a los potosinos regresar al tricolor desencantados y arrepentidos del tiempo desperdiciado en enfrentamientos y gubernaturas interinas, las cuales les dejaron fuera del mapa del desarrollo. La entidad llegó a ser muy famosa no solo por sus enchiladas, sino por la formación de un esquema distinto de desarrollo: el turismo. Con el respaldo federal se reformaron parques, jardines, se buscaron rostros atractivos para visitantes pero, para variar, la incapacidad y el desconocimiento los dejaron en sólo un punto: Parque Tangamanga.

Mario López Valdez, después de seis años no sólo dejo al estado, a Sinaloa, tal cual lo encontró sino como priísta de muchos años se lo regresó a ese partido. En un franco y abierto cinismo se habla del control ejercido por el mandatario sobre las mafias del narco, razón por la cual dejaron de presentarse ejecuciones a diario en las principales ciudades. Algunos ciudadanos se mostraban conformes, otros, la mayoría, vieron crecer la incertidumbre e inseguridad al saberse en manos de la delincuencia organizada desde la cúpula del máximo poder local.