Numinor: Aldox Huxley, Pensamientos (Del libro ‘Los Demonios de Loudun’)

Ángel Agustín Almanza Aguilar

27 / Octubre / 2016

La introspección, la observación, y los estudios acerca de la conducta humana tanto en el pasado como en el presente, nos autorizan a pensar que el impulso de autotrascendencia casi tan general, y a veces tan poderoso, como el de auto afirmación. Los hombres desean reforzar dentro suyo la conciencia de que son aquello que ellos mismos siempre han considerado ser, pero también desean –reiteradamente y con incontenible violencia- llegar a alcanzar la conciencia de que son algo más. Se arrojan fura de sí mismos para poder rebasar los límites del pequeño y aislado universo dentro del que cada uno se halla confiado. (Pág. 70).

Si sentimos el impulso, si experimentamos la necesidad de la autotrascendencia es porque en cierto modo y a pesar de nuestra ignorancia consiente, sabemos quiénes somos realmente. Sabemos –o, para ser más rigurosos, algo dentro nuestro lo sabe- que el fundamento de todo conocimiento individual es idéntico al fundamento de todo conocimiento y de todo ser (Pág. 72).

Cuando el Yo fenoménico trasciende a sí mismo, el Yo esencial es libre, en términos de conciencia finita, de hacer efectiva su propia eternidad, junto con el hecho correlativo de que cada ser particular, en el mundo de la experiencia, forma parte de lo eterno e infinito. Esto es liberación, esto es apertura a la luz, esto es la beatifica visión en que todas las cosas se perciben tal como son ‘en sí’, y no en relación con un ego que apetece y aborrece.

La religión preparará el camino de la realización en tanto ayude al individuo a olvidarse de sí mismo y a desprenderse de sus opiniones ya formadas sobre la naturaleza del Universo. Pero en cuanto despierte o justifique pasiones tales como el temor, la escrupulosidad, la justa indignación, la patriotería, el odio del cruzado; en cuanto insista porfiadamente en las virtudes saludadoras de ciertas concepciones teológicas o de ciertas frases consagradas, la religión será un obstáculo en el camino de la realización.

La experiencia enteramente liberadora y esclarecedora es la experiencia de lo eterno en el tiempo, de lo no dual en la multiplicidad.

Una de las doctrinas de un castigo sin fin para pecados que son finitos la espantosa doctrina de la condenación eterna (Pág. 77).

Oscuramente, nosotros sabemos quiénes somos en realidad. De ahí nuestra pena por tener que aparentar ser lo que no somos, y de ahí también el apasionado deseo de sobrepasar los límites de nuestro Yo prisionero.

Esa beatifica visión de lo absoluto en lo relativo. (Pág. 87)

Hay evidencias de la existencia que una virtud original subyacente al pecado original El conocimiento de que existe una cámara central del alma que resplandece con la Luz Divina de la Sabiduría y del amor, es algo que en el curso de la historia ha sido experiencia de muchas personas la conciencia de Dios la conciencia cósmica la puerta. (Pág. 92),

Lo que importa es tener conciencia –aunque no sea más que una hora o dos, aunque no sea más que unos minutos- de ser alguien es mejor aún, de ser otro distinto, y no el aislado Yo que uno mismo. (Pág. 310).

El pensamiento independiente y propio es el mejor antídoto contra los que se hallan sumergidos en la masa. (Pág. 316).

Tanto el demagogo como el predicador o el ritualista desintegran el Yo de sus oyentes agrupándolos en rebaños y alucinándolos con abundantes dosis de vanas reiteraciones y monótona canturria. (Pág. 321).

He aquí algo del contenido de la obra citada.