Enfrentados en juicio: las muchas canas y un bastón por la vejez

* Ambos prácticamente ancianos, Juan y Ángeles se enfrentan por la posesión de una casa y resulta un tema la edad, acomodar el asunto sin vulnerar sus garantías.

09 / Noviembre / 2016

Por Oscar Verdín Camacho

Por un lado el señor Juan como imputado, como presunto responsable de un delito de despojo y rondando los 80 años y con el cabello prácticamente todo blanco.

En una silla al costado derecho de su defensor, era evidente que le cohibía hablar ante el micrófono: sonreía, hablaba bajito. No quería acercarse al aparato.

Del otro lado la señora Ángeles, aparentemente unos años menor y quien en el expediente 1120/2016 aparece como víctima. Ella ubicada junto a un asesor y dos agentes del Ministerio Público.

Algunos ocho metros uno del otro en la sala oral, pero con montón de tiempo conociéndose: más de 50 años en que contrajeron matrimonio religioso, pero nunca en lo civil.

Trasciende que hay cinco hijos.

Y ahora se presenta un lío: ella lo denunció por despojo, mientras que a favor del anciano se dice Ángeles dejó el hogar hace muchos años para irse a Estados Unidos. Pero un día del 2014 regresó y le pidió un espacio a Juan. Ocupó un cuarto en la finca, aunque ya distanciados. Y con el tiempo prosperó la denuncia penal. Ahora ella lo quiere fuera.

Qué hacer con un asunto en que, se comenta, la señora Ángeles vive con una vecina. Y qué hacer con el señor Juan que no tendría otro lugar para vivir.

El juez Rodrigo Benítez Pérez fue desmenuzando el asunto: no concedería la petición ministerial para que el anciano se presente a firmar periódicamente; no encuentra riesgo de un intento de fuga.

Tampoco encontraba idóneo, de momento, que la señora Ángeles regresara al domicilio si el anciano está en la misma vulnerabilidad: no tiene a donde ir.

Y añadió como ejemplo que en casos en que a personas mayores de 70 años se les dicta prisión preventiva, es posible el cambio de medida cautelar para que permanezcan en su domicilio.

De momento, explicó el titular judicial, lo procedente es prohibir el acercamiento de Juan con la ofendida para prevenir una posible agresión.

Sin embargo, agregó que de manera oficiosa pueden buscarse medidas acordes a la situación en particular, por ejemplo, que exista una propuesta bien definida en el sentido de que, si en la misma casa vivían los dos, regresar a ese escenario y delimitar los espacios que en todo caso ocuparían cada uno de ellos.

Explicó que otra salida sería encontrar resguardo para la señora con un descendiente, como podría ser un hijo.

La propuesta, en caso se existir, deberá ser presentada en breve puesto que el próximo domingo se decidirá si se vincula a proceso al anciano, que aparentemente vive del apoyo económico de hermanos y sobrinos.

Concluida la audiencia, cada cual se fue por su lado: el señor Juan acomodándose el pelo blanco, y la señora Ángeles apoyándose en su bastón.

Siguen casados por la iglesia.