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CON PRECAUCIÓN: No es con fines de morbo
Por Sergio Mejía Cano
30 / Octubre / 2017
No cesa la violencia en Nayarit, pero sobre todo en su ciudad capital en donde prácticamente a diario aparecen personas ejecutadas, y lo peor es que hasta mujeres. ¿Qué está pasando? Se suponía que una vez que hubiese entrado la nueva administración gubernamental los asesinatos iban a disminuir; pero no ha sido así, al contrario, estos se han incrementado ya en forma alarmante.
Y lo curioso es que al parecer estamos aislados de las otras entidades del país, pues a nivel nacional nada se dice sobre lo que acontece en Tepic. Antes, gracias a las estaciones de radio que estaban enlazadas con radiodifusoras de cobertura en todo el país, al menos se informaba de lo que estaba pasando en Nayarit; sin embargo, ahora la radiodifusora que tiene acaparadas la mayoría de las estaciones de radio nomás no dan señales de mantener una información precisa y veraz, pues sus noticieros se basan en información local y cuando mucho de dos minutos como máximo, y cuando informan de algo a nivel nacional es de algo en verdad prácticamente intrascendente o que no cubre las expectativas de los radioescuchas.
Y si se esperaba que pasara algo similar como cuando ocurrió el cambio de administración gubernamental hace seis años, en que aparentemente se calmaron los ánimos de violencia, hoy no ha sido así. Pero lo extraño de aquella ocasión en que inició la anterior administración, es que si se calmó en parte la violencia, jamás se presentaron detenidos, nunca se supo ni se dio a conocer el por qué y para qué y ni quién habían asesinado a marisqueros, hatdogeros, taqueros, dependientes o dueños de comercios; de quiénes se trataba sobre los ajusticiados y justicieros, etcétera.
¿Sirvió de algo tanta matazón de aquellos días de los años 2010 y 2011? Es algo parecido a lo que acontece en nuestros días recientes. ¿Para qué tantos asesinados? Porque ha quedado claro que no sirve de nada más que para hacer gastar en los funerales a los deudos de los caídos y, obviamente, de su enorme dolor de perder a un ser querido que haya sido como haya sido, de todos modos tenían a quien les dolieran porque no brotaron de la tierra.
Y a propósito de los caídos, se ve que aparentemente la mayoría de ellos son gente de escasos recursos, y así se diga por alguien que tal vez andaban metidos en el negocio de las drogas, esto se podría considerar como de poca monta, porque según las imágenes que se pueden ver a través de los medios noticiosos o de las redes sociales, no se observa que hayan sido gente con buena posición económica; entonces, se podría deducir que si andaban en malos pasos, se aclara la máxima de que el crimen no deja, porque ¿quién que ande mal va a andar en bicicleta o esté laborando en una empresa gasera?
Y precisamente respecto a las personas que han asesinado, se debe de decir claramente quiénes eran y a qué se dedicaban. Está bien que las autoridades pongan de pretexto el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio (NSJPA), en donde se señala que no se deben divulgar los nombres de los imputados y de las víctimas, pero en cuanto a éstas últimas, se refiere siempre y cuando estén con vida, pero si a petición de estas víctimas ellas mismas permiten que se publique su nombre, se podría hacer. Y ya una vez que el imputado es juzgado y sentenciado, entonces sí ya deja de estar protegido por la prevención del NSJPA, por lo que ya se puede divulgar su nombre completo y el cómo y el porqué de su actuar para haber hecho lo que hizo.
Y el hecho de que se dé a conocer a la opinión pública a qué se dedicaban los asesinados es para que no crezca la psicosis de que no hay ciudadano que esté exento de sufrir algún atentado; porque si por ejemplo fueron víctimas de una confusión, pues entonces sí que estaría del cocol. Aunque también se ha dicho que los asesinos van a lo seguro; sin embargo, como por ejemplo los jóvenes balaceados en las inmediaciones de una gasera y que se informó que supuestamente eran empleados de la misma, entonces, ¿si trabajaban ahí, sería acaso un disfraz para distraer al enemigo? Y el señor que iba en bicicleta y cayó abatido por las balas, ¿sería un peligroso narcotraficante o sería confundido?
Desde luego que no es por morbo el que se publiquen los datos completos de los caídos, sino para una pronta identificación y aclaración de los hechos. Porque al difundirse las imágenes y datos generales, de inmediato corre la información en las redes y así tendrían que llegar a los familiares; claro que siempre y cuando sean de aquí, y si no, también.