Gana la presidencia del ejido Santiago Gerardo Ramírez a Nicolás Ulloa

27 / Abril / 2018

Por José María Castañeda

Santiago Ixcuintla.- Con un amplio margen de votos gana la presidencia del comisariado ejidal, el abogado y agricultor Gerardo Ramírez Mojarro, quien compitió representado por la Planilla Roja a Nicolás Ulloa, quien competía en esta contienda representado por la Planilla Verde.

Desde temprana hora las butacas del edificio del comisariado ejidal se vieron repletas de ejidatario, para de manera ordenada, conforme eran llamados, acudir al presídium a depositar su sufragio llevaban el orden donde las personas que de la votación pasaban al estrado. Algunos ejidatarios eran adultos mayores que difícilmente podían caminar, como fue el caso de uno de los socios fundadores del ejido, Edmundo Ramírez, siendo don Edmundo en sus años juveniles participante de aquellos Diablos Rojos de Básquet Bol.

Luego de poco más de tres horas de votación, pasaron al recuento de votos donde al final del conteo el ahora presidente del ejido cuantificó 160 sufragios, por 81 de Nicolás Ulloa. Hay que mencionar que una vez terminado el proceso, el candidato perdedor invitó a los presentes una comida rociada con agua de horchata y de Jamaica, acordando los asistentes a comerse un taquito; luego que en el restaurant la China, continuarían con el taquito, el ruidito y el traguito. Conviviendo, eso sí, todos en franca camaradería, luego que el momento lo ameritaba. Y así, mientras que la vieja hornada de ejidatarios se retiraba a sus casas los ejidatarios, jóvenes se iban al jolgorio. Por lo que desde Fernando Sedano quien fuera el primer presidente del ejido Santiago, hasta ahora que a partir de hoy toma posesión del mismo Gerardo Ramírez Mojarro, haciendo notar que el mismo cargo de presidente ejidal han ostentado Don Hilario Ramírez; luego Ernesto Ramírez, y ahora Gerardo Ramírez. El primero de ellos, progenitor de Ernesto y Gerardo, de ahí que en la familia Ramírez Mojarro existe una dinastía de presidentes del ejido. ¡Ahí nomás!, decía Tarabay.